No cabe duda de que la lengua está viva. La Real Academia normaliza el uso de la lengua pues ya sabemos, por el refranero popular, que las costumbres se hacen leyes. Aun con todo, nos expresamos de modo que lo que decimos nos suene bien.
En lingüística, la morfología se encarga del estudio de la estructura de las palabras y de cómo estas se forman. Un caso interesante lo encontramos en el uso de las unidades semi- y medio, que parecen sinónimas en algunas expresiones, aunque no en todas.