
Abeja clavando su aguijón
aguijón
Punta o extremo puntiagudo del palo con que se pincha a los bueyes, mulas o caballos para que anden más rápido. También se llama así el órgano puntiagudo, generalmente dotado de alguna sustancia tóxica, que tienen en el abdomen algunos insectos, como la avispa o la abeja, y algunos arácnidos, como el alacrán. En sentido figurado, el aguijón puede ser un ‘estímulo a actuar de determinada manera’ o también la metáfora de un dolor moral, como en este fragmento de Don Juan último (1992), obra teatral de Vicente Molina Foix:
[...] en la cocina el hombre que más ama y no puede confundir parentesco y enemistad, la mujer que más ama y no perdona el aguijón de su amargura.
A partir de aguijón, se formaron en castellano dos verbos, que la Academia española señala como sinónimos, aunque lo sean solo un poquito, como veremos: aguijar y aguijonear. En efecto, a pesar de que el significado lexicográfico los haga parecer sinónimos, lo cierto es que el primero se emplea más frecuentemente para el empleo del aguijón como acicate a los animales de carga —atestiguado en castellano desde el Poema de Mio Cid—, y el segundo, más bien para expresar los estímulos morales a las personas para hagan algo con diligencia.
Aguijón aparece en castellano desde el siglo XIII, con presencia en numerosos fueros y en los trabajos de Alfonso el Sabio. El vocablo procede del latín ăcŭlĕus, diminutivo de acus ‘aguja’.