¿Repetirías tu vida sabiendo su final? “La llegada” y la pregunta que atraviesa el tiempo, el lenguaje y el destino

¿Y si el idioma cambiara nuestra percepción del tiempo? La revelación central de 'La llegada'. Ilustración artística: DALL-E / Edgary Rodríguez R.
El lenguaje no solo comunica: también configura nuestra forma de ver el mundo. 'La llegada' va mucho más allá de los alienígenas. Plantea cómo el lenguaje puede modificar nuestra percepción del tiempo y del destino, y ofrece una historia profundamente humana sobre memoria, pérdida y decisión.
A partir de una posible invasión alienígena, el canadiense Villeneuve aborda la influencia del lenguaje en el modo en que vemos la vida y el tiempo. En La llegada, la ciencia ficción se convierte en un vehículo para explorar cómo el idioma no solo comunica, sino que transforma nuestra percepción del pasado, el presente y el futuro.
La comunicación en un hipotético encuentro entre humanos y alienígenas es un tema que raras veces se ha tocado en el cine de ciencia ficción. Spielberg lo resolvió con luces y música en Encuentros en la tercera fase (1977), mientras que Robert Zemeckis y Carl Sagan, en Contact (1997), si bien recurrieron al principio a la fórmula más lógica —ecuaciones matemáticas—, no pudieron resistirse a la escena del encuentro final en la que el extraterrestre habla en un correctísimo inglés: un cliché que ha cristalizado en la historia del género con una frase que ya ningún aficionado se toma en serio: “Llevadme ante vuestro líder”.
Un idioma que reordena el tiempo y la mente
Denis Villeneuve, con La llegada, decidió poner la comunicación en primer lugar, aunque a medida que avanza el argumento la película se adentre en temas mucho más arriesgados: cuando doce naves alienígenas se posan en diferentes partes del mundo, la lingüista Louise Banks (Amy Adams) es reclutada por el ejército de Estados Unidos para que intente comunicarse con los dos ocupantes de la que ha aterrizado en Montana.
Ayudada por el físico teórico Ian Donnelly (Jeremy Renner), se enfrenta al mayor reto de toda su carrera: descifrar un lenguaje que nadie ha utilizado en la historia de la humanidad y que se comunica a través de símbolos.
Mientras Banks consigue progresar en su tarea, algunos países, con China a la cabeza, desconfían de las intenciones de los alienígenas y amenazan con una intervención militar contra la nave que ha aterrizado en su país.
El tiempo como percepción, no como línea
Este miedo se extiende por todo el mundo, y provoca un atentado dentro de la nave en la que trabaja Banks, que mata a uno de los extraterrestres. Finalmente, se revela el motivo de la visita y la clave del idioma alienígena: al igual que su estructura no se corresponde con la de ninguna lengua terrestre, su finalidad va más allá de la mera comunicación lineal y permite abarcar otros espacios temporales.
Los extraterrestres saben que necesitarán la ayuda de los humanos dentro de 3000 años, y por eso deben aprender a hablar con ellos.
Pero Louise también comprende que los recuerdos que ha tenido hasta ahora sobre su hija Hannah, muerta a los pocos años de edad, no son recuerdos, sino proyecciones: aún no está casada (con Donnelly) y Hannah no ha nacido.
A pesar de ello, decide seguir adelante, incluso sabiendo también que su decisión le costará perderla y perder también a su marido, que se divorciará de ella.
Cómo se diseñó el lenguaje alienígena en La llegada
Uno de los muchos méritos de esta película es que su fundamentada y abundante carga científica —sobre las bases del aprendizaje de un idioma, sobre la percepción y la trayectoria del tiempo— se complementa y completa el desarrollo de la historia de la protagonista, y termina con un final que es a la vez lógico y conmovedor.
Villeneuve y el guionista Eric Heisserer crearon, con la ayuda de especialistas, un diccionario de símbolos con más de cien elementos, todos obedeciendo a la lógica interna que debe tener cualquier lengua, independientemente de su procedencia.
Al ser Louise la protagonista, todo lo que conocemos de la historia es a través de sus ojos, y una revisión de la película permite identificar las abundantes pistas de que lo que se nos está contando, como el lenguaje de los alienígenas, no sigue siempre un camino recto.
Presente, pasado y, sobre todo, futuro, se entremezclan, indicando que, en el fondo, pueden no ser sino una percepción nuestra del tiempo, y no su realidad.
Un guion improbable que encontró su camino hacia el Oscar
La llegada nació como una adaptación del relato corto “Story of Your Life” del escritor Ted Chiang, publicado en 1998. El guionista Eric Heisserer, conocido hasta entonces por trabajar en cintas de terror, pasó años intentando vender su proyecto. A pesar del prestigio literario del texto original, muchos estudios consideraban que el enfoque filosófico y lingüístico no tenía suficiente atractivo comercial para una superproducción. La historia no giraba en torno a una guerra o invasión típica, sino a la comprensión de un idioma alienígena como herramienta para reordenar la conciencia humana.
Fue recién cuando Villeneuve se interesó en el guion que el proyecto cobró forma real. Tras dirigir Prisioneros y Sicario, Villeneuve estaba en un momento clave de su carrera y buscaba una obra de ciencia ficción que le permitiera abordar cuestiones profundas sin renunciar al estilo visual y narrativo que lo caracteriza.
La colaboración entre Villeneuve y Heisserer respetó el espíritu del texto de Chiang, pero también lo expandió en términos cinematográficos, aportando nuevas escenas, estructura circular y un tratamiento emocional más explícito.
El trabajo de adaptación es considerado hoy uno de los más logrados de la ciencia ficción contemporánea. La manera en que tradujo conceptos lingüísticos complejos, como la hipótesis de Sapir-Whorf, y su implicación en la percepción del tiempo, demuestra que es posible crear cine de alto presupuesto con un nivel profundo de reflexión intelectual.
Una banda sonora que habla donde las palabras no alcanzan
El compositor Jóhann Jóhannsson fue el encargado de crear la música original de La llegada, y su trabajo fue fundamental para transmitir la atmósfera emocional y el tono meditativo del film.
Alejándose de las convenciones épicas de las bandas sonoras de ciencia ficción, Jóhannsson optó por una música experimental basada en voces humanas tratadas electrónicamente, pulsos circulares y sonidos orgánicos que imitan la idea de un lenguaje ajeno. Su objetivo era que la música no solo acompañara las escenas, sino que se convirtiera en una extensión del idioma de los heptápodos.
Una de las piezas más destacadas es Heptapod B, que introduce al espectador en una cadencia hipnótica construida con capas de sonido que sugieren simultaneidad temporal. Jóhannsson utilizó grabaciones vocales procesadas, instrumentos de cuerda desafinados y patrones repetitivos que evocan el carácter no lineal del lenguaje alienígena.
La colaboración entre Villeneuve y Jóhannsson fue tan fructífera que ambos planearon seguir trabajando juntos en Blade Runner 2049, aunque el compositor falleció prematuramente en 2018. Su legado sigue presente en La llegada, donde su música no solo enmarca los diálogos, sino que se convierte en un puente emocional entre los espectadores, los personajes y una nueva concepción del tiempo.