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Vuelve el náhuatl, la lengua armoniosa

04/03/2008

Toni Cano, El Periódico.ComDe repente, como un dios prehispánico resurgido en piedra de las entrañas de la tierra y colocado de nuevo en lo alto del panteón religioso, vuelve el náhuatl, lengua armoniosa que agrada al oído, el idioma que bajo los aztecas se habló en toda Mesoamérica, desde el norte del río Bravo hasta América Central, y que durante siglos se consideró muerto.Relegado a los hogares de la serranía y los suburbios de la capital como una más de las 62 lenguas con 350 variantes que se hablan en México, el náhuatl vuelve por sus fueros, reivindica sus palabras e incluso se convierte en lengua oficial de la que los oráculos que lanzaron a los aztecas en busca de un lago que se reflejara en la luna predijeron que sería la ciudad más grande del mundo.Si no la luna, el lago azteca inundará con su reflejo el árido panorama de la etimología y obligará a revisar diccionarios al otro lado del charco. Tras cuatro siglos sin el desaparecido Vocabulario de fray Alonso de Molina, reeditado en 1944, y más de un siglo de recurrir al diccionario del francés Rémi Siméon, por fin los mexicanos han hecho el suyo.Presentado en el marco espléndido del Palacio de Minería por el Programa Universitario México Nación Multicultural, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Diccionario del náhuatl en el español de México busca recuperar y promover esa lengua incluso "como elemento de reconstrucción del tejido social", según explica José del Val, director de ese programa.Coordinados por el escritor Carlos Montemayor –experto en lenguas y en guerrillas, como mostró con su espléndida novela Guerra en El Paraíso–, medio centenar de especialistas desglosan palabras, refranes, nombres y toponimia, en muchos casos en abierta contraposición a las teorías etimológicas ya consagradas.El Gobierno del Distrito Federal (GDF), o ayuntamiento, no solo coedita esa obra. El alcalde, Marcelo Ebrard, presenta su programa de desarrollo social hasta el 2012, lo publica en náhuatl en la Gaceta Oficial, dice que "muchos documentos del GDF se tienen que traducir a esa lengua" y anuncia que los funcionarios, diputados y magistrados locales recibirán clases de náhuatl a partir de marzo.Hay que "preservar la lengua y así respetar los derechos de quienes la hablan": poco más de 20.000 personas en los barrios de la ciudad, más del doble en un Valle de México en el que políticos y académicos, como dice José del Val, aspiran a esparcir la simiente de un nuevo desarrollo lingüístico. "Habrá que familiarizarse con el náhuatl --dice Ebrard--. No se trata de algo simbólico, sino de política pública".Otras 150.000 personas hablan otras lenguas en el valle de Anáhuac; unos 13 millones en el resto del país y más allá de la frontera. Los investigadores y los dirigentes de la megalópolis ponen el acento en la palabra nativa al mismo tiempo que la comunidad de lingüistas mexicanos y extranjeros clama que una veintena de idiomas --sobre todo, el ixcateco, el cakchiquel, el kiliwa, el ayapaneco y el kikaapoa-- se encuentran moribundas con sus últimos parlantes. Cacahuate, chapopote... A aprender náhuatl, pues.