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Una vasta reflexión sobre el lenguaje
humano

14/05/2013

Ramón De Andrés, La Nueva España La lingüística es la ciencia que estudia el lenguaje humano y las lenguas en su diversidad (glotodiversidad). Viene al caso advertirlo porque una cosa son los manuales de buenos modales lingüísticos («dardos en la palabra», por ejemplo), y otra bien distinta los estudios de lingüística. En afortunada comparación de Juan Carlos Moreno Cabrera, es la diferencia que hay entre la moda en el vestir y el estudio del cuerpo humano.Xulio Viejo Fernández, quirosano nacido en Oviedo (1968), es investigador en lingüística, profesor en la Universidad de Oviedo. En su trayectoria profesional destaca, por una parte, la atención a los asuntos de lingüística asturleonesa, sobre todo de gramática, pragmática, historia de la lengua u onomástica. Es autor de importantes aportaciones en este campo, como La formación histórica de la llingua asturiana (2003). Miembro del grupo de investigación universitario Seminariu de Filoloxía Asturiana, dirige la reconocida «Revista de Filoloxía Asturiana». Es también el director del proyecto «Eslema-Corpus Xeneral de la Llingua Asturiana», cuyo logro más visible es el traductor automático del mismo nombre.Xulio Viejo también cultiva la lingüística general, disciplina referida a lo que comparten todas las lenguas independientemente de su estatus jurídico o político. El trampolín que le incita a las grandes reflexiones acerca del lenguaje es el hecho de ser hablante del asturiano en coexistencia con el castellano. Ambos, como ejemplos de la glotodiversidad humana, muestran, en su gramática y en su uso, material suficiente para reflexiones intelectuales de alcance universal.Es lo que hace en su último libro, Hablar en tiempo (Uviéu, Trabe, 2012), un extraordinario y muy personal ensayo académico, a caballo entre la lingüística general y la filosofía del lenguaje, que aborda el fenómeno del lenguaje a la luz de las teorías más actuales sobre este campo de estudio, con la apoyatura de su experiencia como usuario y lingüista.El libro lleva el subtítulo de Identidad lingüística, configuración cognitiva y perspectivismo ético. Una primera cuestión es desentrañar la naturaleza del lenguaje y de qué manera opera como constituyente de nuestra condición de «Homo sapiens», a modo de un dispositivo incorporado «de serie» que cumple dos funciones: la de guiar la dinámica interna de cada individuo en su captación del mundo (su «pensamiento»), y la de guiar la interacción del individuo con el medio biosocial (su «comportamiento»). El título Hablar en tiempo alude a la compleja y sutil sincronización gramatical y semántica que el hablante tiene que poner en marcha en relación con su medio de interlocutores.En segundo lugar, está la cuestión de la glotodiversidad: ¿qué razón de ser tiene la variedad de formas lingüísticas (lenguas, dialectos, etc.) en la ejecución de las funciones primordiales del lenguaje? La postura de Viejo es que la estructura de cada lengua o modalidad implica, por un lado, ciertas tendencias peculiares de orden gramatical y semántico; e implica, por otro lado, tendencias peculiares en la manera de socializar la comunicación, a manera de una red de complicidades comunicativas y gramaticales. Esto es lo que conforma la identidad lingüística, concepto clave en este libro, pero entendido no en su vertiente política, sino en su dimensión sociobiológica. En palabras del autor, es el «entorno cognitivo mutuo con relación al cual el individuo puede definir la relevancia de sus enunciados» (p. 185). Y así, la lengua individual es un marco de libertad individual, en tanto que «es un pilar esencial de nuestras capacidades cognitivas y nuestra proyección ética, el primer punto referencial del pensamiento consciente» (p. 422).En relación con la glotodiversidad está el conocido debate sobre el relativismo o determinismo lingüístico, que en este libro ocupa bastantes páginas. Su postura conjuga la universalidad del lenguaje en su dimensión «macro», con la posibilidad de un cierto determinismo en el nivel «micro», refiriéndose este a contenidos de experiencia individuales susceptibles de reflejarse en los significados: «No defendemos un relativismo lingüístico tal que sea capaz de condicionar la actuación consciente de cada individuo, pero sí nos estamos permitiendo dudar de que la conciencia de cada individuo sea enteramente ajena a la experiencia lingüística de que suele alimentarse» (pp. 34-35).No estamos propiamente ante una investigación, sino ante un ensayo científico, exento de todo aparato crítico y citas, aunque dotado de mil referencias y una sólida bibliografía al final. El estilo ensayístico le permite al autor expresarse con comodidad, sin cortapisas académicas y con alarde de recursos literarios (no hay que olvidar que Viejo es también narrador y poeta) y hasta humorísticos. Abundantes ejemplos (en castellano, en asturiano, en inglés) ayudan a comprender las diversas tesis expuestas. Advertimos, a pesar de todo, que no es libro de lectura ligera, al menos según qué capítulos.Hablar en tiempo es un trabajo excepcional, un ejemplo de cómo nuestra propia casa es un lugar del mundo, desde el que podemos intentar comprender un aspecto fundamental del ser humano.