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Traducción literaria a debate en Semana de las Letras Españolas en Filipinas

25/10/2005

Por José María HernándezManila, 25 oct (EFE).- La traducción como divulgación de la obra literaria y la figura del traductor como interprete de ese universo fueron debatidas hoy por escritores españoles y filipinos en la Semana de las Letras Españolas que organiza en Manila el Instituto Cervantes.Bajo el título "Perdido en la traducción", escritoras como Espido Freire y Aurora Luque desentrañaron sus puntos de vista sobre el hecho de haber sido traducidas a una docena de lenguas y las reacciones que ello les producen.Freire se mostró satisfecha porque la mayoría de sus novelas puedan ser degustadas por públicos tan diversos como el danés, portugués, turco y croata, aunque reconoce que la traducción al inglés sigue siendo una asignatura pendiente."Los editores británicos que se han interesado por mi obra descartaron su traducción alegando que la ausencia de elementos claramente españoles eliminaban las perspectivas de venta. Pero es una circunstancia que no me obsesiona", dijo a EFE la ganadora del Premio Planeta por "Melocotones Helados".En cualquier caso, añadió, lo interesante es conseguir "el diálogo con otros lectores a través de otro idioma y ver como una novela pensada y escrita en español puede llegar al público extranjero".Opinión compartida por la poetisa andaluza Aurora Luque, para quien verse traducida a lenguas como el "inglés, griego, esloveno, chino y árabe me produce un gran placer y en absoluto me hace sentirme extraña".Más divergencia produjo el papel desempeñado por el traductor y la legitimidad de que se apropie de la obra ajena, el famoso tópico del "traductor-traidor""Yo creo que cuando el poema pasa a manos del traductor ya no me pertenece y no puedo intervenir. Como decía Borges, todo libro es traducción y todos son borradores, no hay texto definitivo", comentó Luque, a su vez traductora y profesora de griego.El supuesto "vampirismo" del traductor no es asumido por Freire, quien definió el proceso como una "fotosíntesis de elementos distintos en una lengua nueva".Quien sí reconoció cierto "vampirismo" en su labor fue el filipino Salvador Malig, que ha traducido al tagalo obras tan complejas como "La Familia de Pascual Duarte" (Camilo José Cela) o "Poeta en Nueva York" (Federico García Lorca)."Soy un vampiro en cuanto que chupo la esencia de la obra para captar el mundo del escritor. Además, no hay alternativa cuando intentas trasladar a un idioma como el tagalo conceptos que sólo existen en lengua española", declaró Malig a EFE.Sin embargo, Malig se siente orgulloso de su versión en tagalo de Pascual Duarte: "creo que he logrado captar el espíritu de la obra y adaptar todo lo sugerido por la riqueza lingüística de Cela y su estilo tan poco convencional".Para este filipino que ha traducido a Miguel Hernández al pampango, otro de los idiomas filipinos, un traductor nunca debe trabajar hombro con hombro con el autor."Nunca lo haría, perdería mi objetividad, aunque si aceptaría revisiones posteriores", indicó Malig, actualmente embarcado en traducir al español de una antología de narradores filipinos como Sionil José.Uno de los participantes en la Semana, y traducido a varios idiomas, desde el castellano al árabe, es el poeta y novelista en catalán David Castillo, quien por norma tiende a confiar en la capacidad del traductor."Hay que confiar en su criterio literario, no sólo en su conocimiento de la lengua y, es por eso, recomendable que conozca a fondo la obra del autor", señaló Castillo, a quien el poeta Luis Santana ha traducido al castellano sus dos novelas, "El cielo del infierno" y "Sin mirar atrás".Castillo es además partidario de desdramatizar las consecuencias del "Perdido en la traducción", que, según el narrador catalán, a veces sirven para "dignificar" a algunos autores."En algunos casos, el traductor casi funciona como un corrector, y es que muchos mitos caerían si se nos permitiera ver los originales de algunos escritores", dijo Castillo, uno de los responsables del suplemento cultural del diario catalán "Avui" de Barcelona.La tercera Semana de las Letras Españolas sigue a las celebradas por el Instituto Cervantes en 2003 en Londres y en 2004 en Sao Paulo (Brasil).