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Rodríguez Adrados: retiran reforma
ortográfica

25/11/2010

ABC«La Academia ha tomado nota, se inclina a una actitud de mayor libertad. Hay que agradecérselo. La norma es a veces necesaria, pero la libertad es sana. Además, a las imposiciones innecesarias los hombres suelen responder con la inobservancia. En casos como este, con el caos ortográfico».ME refiero, claro, a la y griega. No exactamente la Real Academia Española, pero una serie de instituciones en conexión con ella querían llevar a una reunión de Academias de la Lengua Española que va a celebrarse en Guadalajara (Méjico) una propuesta para la reforma ortográfica del español en la que figuraba, entre otras cosas, una propuesta para declarar extinto el nombre de esa letra desgraciada. Se llamaría en adelante ye, algo que, dicen, ya propuso en su día un gramático del siglo XIX y que, además, dicen que se dice en algunos lugares de América.Tontería, eso no es reforma ortográfica, es reforma de una nomenclatura.Y es alentador en estos tiempos que la posible eliminación del nombre de la y griega ha suscitado una rebelión popular en diversos lugares de España:¡una rebelión desinteresada contra una agresión a nuestra tradición! Y ello en conversaciones a pie de tierra, a todo lo largo y ancho de España.Y en internet también. Alguien había de darles las gracias. Nos ha animado a los demás a intentar salvar a esa letra, como símbolo de la defensa de nuestra tradición cultural.Y el pleno de la Academia también ha tomado nota, ha debatido la propuesta e innecesaria reforma ortográfica, que iba, parece, adelante. Yo no puedo dar detalles sobre cosas internas, no lo creo correcto, pero todo hace esperar que la reforma, tal como nos la traían, no saldrá adelante. Aunque todo depende de la reunión de México.Las guerras lingüísticas son muy duras y es mejor evitarlas. Recuerdo la que hubo, en la Academia, entre los defensores de psicología, la ciencia del alma, y la sicología, la ciencia del higo, ya saben.A nuestra y griega la llamaríamos ye, ya digo. A mí, la verdad, me parece risible, me suena a los yeyés y las yeyés de otro tiempo. Dicen que de ye salió la palabra yeísmo, se refiere a una mala pronunciación de la ll. Pero más bien es al revés, del yeísmo (imitado de leísmo) salió la ye. Es una especie de invento de tebeo, completamente innecesario.¿No es conmovedor que es estos tiempos haya quienes defienden el honor de una letra griega frente a una usurpación? Se llama griega por su origen, como yo me llamo Rodríguez por mi padre (aunque ahora parece que también esto está en peligro). Esa defensa habla bien de la Humanidad, yo creo. Aunque no se trata sólo de esa letra griega, son también otras letras griegas y latinas las que están amenazadas. Y tildes sobre las vocales a las que llaman acentos, pero son aclaraciones para bien comprender un texto. Yo leí en la Academia un pasaje de la última obra de Vargas Llosa que sólo deja claro, solo dejaría confuso.Pues bien, reunió el pleno de la Academia y debatimos. Esto es, pienso, lo correcto. Y no ese moderno sistema de las comisiones, propuestas, viajes, debates, «no se preocupe, solo es un proyecto» y al final, el hachazo. No: la Academia ha intervenido, quizá tarde, pero espero que a tiempo.¿Qué ha hecho la desgraciada y griega, que nos ha servido fielmente durante más de 2.000 años? Pues eso, su pecado es ser griega. Ciertas palabras griegas con esa y pasaron al latín. La y sonaba diferente de la i, pero al fin su sonido se hizo igual y a veces, en español, la y griega se sustituyó, ortográficamente, por la i, así en latín Cyclops, que en español es cíclope. Y, como se usaba poco, se utilizó para necesidades que surgían, por ejemplo, la de denotar los sonidos iniciales de yo o yacer. Es, diríamos, una letra de lujo.Llamarla ye, ese invento, ¿qué ventaja tenía? Que sepamos, era tan solo un modo de zaherir a los griegos, bastante maltratados, en España, por los planes de estudios desde 1970. También en Europa, que lleva camino de negarse a sí misma.¡Zaherir a los griegos, que están en el centro de nuestra cultura! En un asunto mínimo, pero significativo de un cierto fanatismo.Ni más ni menos que otros detalles de la supuesta reforma. Resulta que a la c habría que llamarla ceta, un engendro nacido del contubernio con otra letra griega, la zeta. Resulta que el quorum latino habría que llamarlo cuorum o ponerlo en el lazareto de la letra cursiva. Igual destino les cabría a latinismos como deus ex machina, casus belli o ex cathedra, que se han incorporado en nuestro repertorio de expresiones léxicas y usamos normalmente, igual que usamos giros franceses o ingleses.Menos mal que, magnánimamente, toleraba aquel anteproyecto que alguien a veces siguiera escribiendo la tilde de éste o que escribiera guión en vez de guion, que por lo visto les gustaba más. No tenía tanta suerte la desgraciada y griega.¿Vds. creen que merece la pena, para esto, tanta reunión, anteproyectos, dinero en hoteles y aviones, para los tiempos que corren? Claro que es una migaja al lado del día a día de la política.En fin, ahora la Academia ha tomado nota, se inclina a una actitud de mayor libertad, propone dejar vivir a la y griega y a otras cosas más. Hay que agradecérselo. La norma es a veces necesaria, pero la libertad es sana. Además, a las imposiciones innecesarias los hombres suelen responder con la inobservancia. En casos como este, con el caos ortográfico.Y, francamente, estoy cansado de las hostilidades frente a la lengua griega y a su impacto en la lengua española. Sin el griego, las demás lenguas se habrían quedado en mantillas. Nuestro alfabeto es griego, griegas son las palabras para hablar de la lengua: fonética, morfología, sintaxis, léxico, también poesía, historia, tragedia, comedia, química y demás. Y las latinas que traducen o modifican las griegas, tales acento, nombre, adjetivo, verbo, diccionario, ciencia y las demás. Y desde luego Academia, que era el jardín sagrado en que se daba culto a Apolo, las Musas y el héroe Academo, a la salida de Atenas, a poca distancia del Cerámico, es allí donde enseñaba Platón. Tras el debate, surgía la iluminación, nos dice en la República.Época desgraciada la nuestra, en que la cultura declina, en España y Europa. En que los sucesivos planes de estudio, desde el 70, son antigriegos, antihumanísticos en general. Parecido en Europa (a veces, no tan malos). Y en que, pese a todo, seguimos siendo una potencia internacional en el estudio del griego, tenemos alumnos que lo aman, seguimos adelante.Si es que realmente va a haber un cambio, convendría que los políticos tomaran nota de este tema. Hay un impasse, se dice que la enseñanza va mal, esto era esperable desde hace muchos años. Y las Humanidades, entre otras cosas, sufren. Y no solo la economía —también es una palabra griega— es importante. Pero otras varias cosas también.Y, mientras tanto, se gasta tiempo y energía en cosas irrelevantes, como esta innecesaria reforma ortográfica de que hablo.¡Pequeñas pataditas a inocentes letras griegas!