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RAE preocupada ante el manifiesto por
soberanía idiomática

07/10/2013

César Blanco, El Norte de CastillaAunque el debate vaya de letras, hagan números: El idioma español cuenta 456 millones de hablantes nativos. A ellos hay que sumar otros 51 millones de hispanohablantes, cifra que además va en aumento gracias a América Latina, que también aporta un enriquecimiento del idioma. Solo una décima parte de los cerca de 528 millones de ciudadanos que a lo largo y ancho del mundo hablan español son españoles. Son datos esclarecedores que este domingo ha puesto sobre el tapete el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, en la conversación mantenida con el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, José Luis García Delgado, y el director de la Real Academia Española (RAE), José Manuel Blecua, en una charla moderada por el director de 'ABC', Bieito Rubido, dentro del programa de la jornada que despide el octavo Hay Festival de Segovia.Pues bien, a pesar de esa expansión y de estos registros abrumadores que aúpan al español como la segunda lengua tras el inglés, aún se le resiste el reconocimiento como esa segunda lengua franca de comunicación internacional. Por ejemplo –han lamentado los expertos– no está considerada lengua de trabajo en la Unión Europea ni en las Naciones Unidas.A veces, los españoles no se dan cuenta de la fortuna que tienen. «Es como el ciego sentado sobre un tesoro», ha ilustrado la problemática el director del 'ABC'. «Hay que aprender de los franceses, que tienen un estatus más importante en los organismos internacionales», ha apostillado por su parte García Delgado.Al menos existe un diagnóstico y el mal parece estar detectado. De hecho, ya se han dado pasos para el tratamiento. Uno fue la fundación de la Asociación de Academias de la Lengua Española para superar el cruce de normas entre los diferentes países hispanohablantes. La RAE, en su afán por dotar de competitividad al español en un plazo de cinco o seis años, avanza en dos flancos. Uno, de cara al usuario; y otro, dirigido a las empresas y a los investigadores. En este sentido, su director ha abogado por la creación de instrumentos a partir de las nuevas tecnologías, que el inglés ya posee desde hace tiempo, y trabajar el coordinación con América.Por su parte, el director del Instituto Cervantes compendió en cuatro los requisitos que ha de reunir el español para convertirse en principal lengua de comunicación internacional. En lo que respecta a congregar gran cantidad de hablantes, los números dan fe notarial que lo cumple.Pero hay otras condiciones que se resienten y por eso «estamos en una situación que no es definitiva para consolidarnos», ha precisado Víctor García de la Concha. La presencia en Internet, aunque el español ha crecido de forma exponencial, aún no se ha logrado a tenor del déficit que arrastra en las páginas especializadas, como ocurre con los contenidos científicos. Por otro lado, las diversidades pueden ser un arma de doble filo. Cuantas más sean las variaciones, más dificultades; y «el español es enormemente trabado», ha apuntado el director del Instituto Cervantes.Un valor económico>Por todo ello los ponentes han abogado por la fortalecer la unidad de acción para que el español sea realmente competitivo y admitido como ese segundo idioma de comunicación internacional, ha concluido Blecua, quien ha calificado la lengua como «un valor económico en sí misma».Más datos, esta vez los aportados por el catedrático José Luis García Delgado. El español ha multiplicado por cuatro los intercambios comerciales entre países hispanohablantes. Asimismo, gracias al español los flujos financieros de inversión directa en el exterior se han multiplicado por siete. El experto, que ha enfocado su mensaje sobre el potencial económico que entraña el español, ha hecho hincapié en el papel conciliador que juega el idioma a la hora de tender puentes empresariales. No ha pasado por alto que la recuperación económica del país pasa por el buen hacer en la internacionalización de los negocios. Así, el catedrático de la Complutense ha remarcado la idea de que «la lengua común facilita el trato entre las partes y el contenido de esos tratos y los contratos».Un poco más allá ha ido García de la Concha. El que también fuera presidente de la RAE ha sentenciado que la salida del español de ese puesto relegado en el que se encuentra en la comunicación internacional pasa por su consolidación, la cual «se juega en Estados Unidos». El país norteamericano cuenta ya con 52 millones de hispanoparlantes y las proyecciones indican que en 2050 podrá alcanzar los 100 millones.El Cervantes trabaja en la creación de un centro en la Universidad de Harvard y la implantación de un observatorio del español en Estados Unidos para descifrar, entre otras cuestiones, qué es lo que ocurre con la «catastrófica» enseñanza bilingüe en aquel país, tal y como lo ha definido el director. Detrás de ese desastre están un profesorado sin preparación y una posición del gobierno norteamericano que «no favorece el crecimiento». En este sentido, citó las presiones de contingentes influyentes en la política estadounidense recelosos de abrir las puertas a la diversidad idiomática.El Instituto Cervantes también concentra esfuerzos en expandir la enseñanza del español en China y Brasil como grandes países emergentes. En el caso sudamericano, la implantación se ve lastrada por una carencia importante de docentes. Los cálculos de García de la Concha dicen que se necesitarían 20.000 profesores y en la actualidad hay menos de la mitad.Argentina, por la «soberanía idiomática»Ese llamamiento a la unidad lanzado por los expertos para hacer valer la pujanza del español choca con el conflicto que se plantea desde Argentina con la presidenta liderando ese movimiento. Recientemente el periódico 'Página doce' próximo a Cristina Fernández de Kirchner publicó un manifiesto firmado por más de un centenar de intelectuales de aquel país en favor de la «soberanía idiomática». En sus argumentos rechazan las imposiciones lingüísticas provenientes de España. El director de la RAE ha compartido su inquietud y temor por estas rebeldías que solo hacen que fracturar esa voluntad de unir fuerzas para fortalecer el español en el mundo.