Presencia de castellano en Siberia
A. Azconawww.canariasahora.comMás de 200 alumnos estudian español en la universidad de Irkutsk, una ciudad donde se vende RiojaA 6.000 kilómetros de Moscú y a 8 horas de avión o, si se prefiere, a una semana de viaje en el legendario Transiberiano, está Irkutsk, la capital de la Siberia oriental. No son muchos los españoles que llegan hasta esta otra parte del mundo, pero sin embargo el castellano, la lengua universal gestada en La Rioja, «hace furor» en las aulas universitarias de esta ciudad, frecuentada sobre todo por aventureros atraídos por el enigmático y bello lago Baikal. Más de 200 jóvenes, principalmente alumnas, siguen clases de español en la universidad de esta gran ciudad de más de un millón de habitantes, que dirige un ruso entusiasta por todo lo español. Pero este interés no es obra de una persona. El entusiasmo por nuestro idioma es una corriente muy extendida entre los estudiantes y va unida a los nuevos aires de emancipación y curiosidad por el exterior que se vive tras la caída del comunismo. En conversaciones con ellos, casi siempre en un perfecto castellano, sorprende el interés altísimo que tienen por la cultura española. Conocen perfectamente El Quijote, el arte español, el nombre de los gobernantes, pero también las canciones, los títulos de las telenovelas (algunos se enganchan por los culebrones que también llegan hasta allí), la comida... En general, sienten afectividad hacia todo lo hispano.El departamento de español ocupa un largo pasillo de esta antigua universidad y, si se da una vuelta, no es difícil oír conversaciones en un perfecto castellano entre alumnos y profesores. Los más afortunados, sólo unos pocos, conocen nuestro país gracias al convenio que este campus ruso mantiene con la Universidad de Alcalá de Henares. Las becas están contadas y quien la adquiere se considera un verdadero afortunado. Existe entre ellos una inquietud y un deseo común por salir y llegar a España, aunque sólo sea por unos días. Estas aulas preparan alumnos muy cualificados (algunos tienen dos carreras universitarias, que completan con estos estudios de español), pero con unas expectativas laborales limitadas. El gran hotel y casi único de Irkutsk -un edificio de 205 habitaciones, cuya propiedad se reparten por plantas italianos, rusos y yugoslavos- es el destino de no pocos de estos estudiantes, convertidos en guías para el turismo latinoamericano y el incipiente turismo español, reducido casi siempre a matrimonios que acuden a una adoptar un niño ruso.Pero no son los únicos. Llama la atención, por ejemplo, que el taxista que acude a la llamada sea un ingeniero aeronáutico, un reciclaje profesional que pronto se entiende si se tiene en cuenta que en una noche en carretera gana más que en una semana como técnico especializado. Su anterior sueldo no lo confiesa, pero debía ser irrisorio.Vino Rioja, en IrkutskEl potencial de la ciudad siberiana es enorme -tiene 10 monumentos arqueológicos, 8 museos, 5 teatros, un río navegable de 1779 kilómetros y yacimientos petrolíferos - pero, de momento, no deja de recordar a la España de hace más de cuatro décadas. En las carreteras casi sin asfaltar circulan camiones lentos cargados de carbón, las gentes bajan al mercado a vender un puñado de lo que sea y los primeros «pubs» ingleses que se abren, ambientados con música de Boney M y Eros Ramazzoti, están vacíos. No hay dinero.Pese a ello, algunas bodegas riojanas han apostado por este mercado. El Rioja se ve en algunos bares y se vende en supermercados medianos. Botellas de 'Heredad Rioja' y 'Campellares', de la Bodega Cooperativa de Huércanos, comparten estanterías con caldos rusos y una selección de otros chilenos e italianos. Su precio aparece en símbolos cirílicos. El de la foto se vende por 300 rublos, unos 9 euros, un precio que no difiere mucho al de aquí, pero que para la mayoría de los consumidores rusos es inalcanzable.