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Por qué Stalin y Hitler odiaban el esperanto: lengua de paz de nacida hace 135 años

26/07/2022
Joshua Holzer

El Día Mundial del Esperanto

A finales del siglo XIX, la ciudad de Białystok ―que antes era polaca, luego prusiana, después rusa y hoy vuelve a formar parte de Polonia― era un centro de diversidad, con un gran número de polacos, alemanes, rusos y judíos asquenazíes que hablaban yiddish. Cada grupo hablaba una lengua diferente y veía con recelo a los miembros de las otras comunidades. Durante años, L.L. Zamenhof ―un judío de Białystok que se había formado como médico en Moscú― soñó con una manera de que los diversos grupos de personas se comunicaran fácil y pacíficamente.

El 26 de julio de 1887 publicó lo que hoy se conoce como Unua Libro, que presentaba y describía el esperanto, una lengua que Zamenhof había pasado años diseñando con la esperanza de promover la paz entre los pueblos del mundo.

El vocabulario del esperanto se basa principalmente en el inglés, el francés, el alemán, el griego, el italiano, el latín, el polaco, el ruso y el yiddish, ya que eran las lenguas con las que Zamenhof estaba más familiarizado. Desde el punto de vista gramatical, el esperanto se vio influenciado principalmente por las lenguas europeas, pero curiosamente algunas de las innovaciones del esperanto se parecen mucho a las características de algunas lenguas asiáticas, como el chino.

Ahora, 135 años después, Europa vuelve a estar desgarrada por la violencia y la tensión, sobre todo por la guerra entre Rusia y Ucrania, que se debe, al menos en parte, a un debate político sobre las diferencias lingüísticas. Por desgracia, los conflictos por la lengua son habituales en todo el mundo.

La promesa de paz a través de una lengua compartida aún no se ha extendido, pero quizá haya unos dos millones de hablantes de esperanto en todo el mundo. Y la lengua sigue extendiéndose, aunque lentamente.

Tras crecer en el entorno multicultural pero desconfiado de Białystok, Zamenhof dedicó su vida a construir una lengua que esperaba pudiera ayudar a fomentar la armonía entre grupos. El objetivo no era sustituir la primera lengua de nadie. El esperanto sería una segunda lengua universal que ayudaría a promover el entendimiento internacional y, con suerte, la paz.

El esperanto es fácil de aprender. Los sustantivos no tienen género gramatical, así que nunca tendrás que preguntarte si una tabla es masculina o femenina. No hay verbos irregulares, así que no tienes que memorizar complejas tablas de conjugación. Además, la ortografía es totalmente fonética, por lo que nunca te confundirás con letras mudas o que emitan sonidos diferentes en contextos distintos.

En Unua Libro, Zamenhof expuso las 16 reglas básicas del esperanto y proporcionó un diccionario. Este libro se tradujo a más de una docena de idiomas; al principio de cada edición, Zamenhof renunciaba permanentemente a todos los derechos personales sobre su creación y declaraba que el esperanto era “propiedad de la sociedad”.

Pronto, el esperanto se extendió a Asia, América del Norte y del Sur, Oriente Medio y África. A partir de 1905, los esperantistas de todo el mundo comenzaron a reunirse una vez al año para participar en el Congreso Mundial de Esperanto, donde celebraban ―y utilizaban― la lengua.

Entre 1907 y su muerte en 1917, Zamenhof recibió 14 nominaciones al Premio Nobel de la Paz, aunque nunca ganó el premio.

Luchas y éxitos

Tras la Primera Guerra Mundial, se fundó la Sociedad de Naciones ―la predecesora de las Naciones Unidas― con la esperanza de prevenir futuros conflictos. Poco después, el delegado iraní en la Sociedad de Naciones propuso que se adoptara el esperanto como lengua de las relaciones internacionales.

Esta propuesta fue vetada por el delegado francés, que temía que la lengua francesa perdiera su posición de prestigio en la diplomacia. En 1922, el gobierno francés dio un paso más y prohibió la enseñanza del esperanto en todas las universidades francesas por ser, supuestamente, una herramienta para difundir la propaganda comunista.

Irónicamente, la vida detrás de la Cortina de Hierro no fue mucho más fácil para los esperantistas. En la Unión Soviética se acusaba a los esperantistas de formar parte de una “organización internacional de espionaje”. Muchos fueron perseguidos y posteriormente perecieron durante la Gran Purga del dictador Joseph Stalin.

Según el líder de la Alemania nazi, Adolf Hitler, el esperanto era la prueba de un complot judío para dominar el mundo. Bajo el Tercer Reich, la Gestapo recibió órdenes específicas de buscar a los descendientes de Zamenhof. Sus tres hijos murieron en el Holocausto, al igual que muchos esperantistas.

A pesar de estos acontecimientos, en 1954 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) aprobó una resolución que reconocía a la Asociación Universal de Esperanto y establecía una relación con ella. La resolución abrió la puerta para que el movimiento esperantista estuviera representado en los eventos de la Unesco relacionados con el lenguaje.

En 1985, la Unesco aprobó una resolución que animaba a los países a incluir el esperanto en sus programas escolares. Durante años, China ha ofrecido el esperanto como lengua extranjera en varias de sus universidades, una de las cuales alberga un museo del esperanto. En la Universidad Adam Mickiewicz de Polonia se imparte un programa de interlingüística en esperanto.

Más recientemente, la Unesco declaró 2017 como el año de Zamenhof, y desde entonces, su revista insignia, el Correo de la Unesco, tiene una edición en esperanto publicada trimestralmente.

Dar una oportunidad a la paz

Hoy en día, el esperanto es hablado por bolsas de entusiastas en todo el mundo, incluso en la Antártida. Hay una gran variedad de recursos gratuitos en línea para el esperanto, como Duolingo, el Diccionario Ilustrado Completo de Esperanto, el Manual Completo de Gramática del Esperanto y Google Translate.

El esperanto también tiene su propia edición de Wikipedia, que, en la actualidad, contiene más entradas que las ediciones danesa, griega y galesa de Wikipedia.

* Joshua Holzer tiene un doctorado por la Universidad de Missouri y una maestría por la Universidad del Sur de California, otra por el Instituto de Estudios Internacionales de Monterrey y una licenciatura por la Universidad de Denver. Es un veterano de cinco años del Ejército de Estados Unidos.