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Nuevos indicios de que la consciencia sobrevive a la muerte cerebral

05/05/2023
Eduardo Martínez de la Fe

La neurociencia revela fenómenos mentales que ocurrirían durante un breve lapso en la muerte cerebral

En el momento de la muerte, el cerebro registra una insólita actividad neuronal en los lóbulos temporal, parietal y occipital. Estos lóbulos cubren la superficie del encéfalo y constituyen la “zona caliente” del cerebro, fuertemente vinculada a la actividad consciente que experimentamos durante la vigilia, así como en los estados alterados de consciencia y en las experiencias cercanas a la muerte. ¿Sobrevive la consciencia a la muerte cerebral?

Una investigación desarrollada en la Universidad de Michigan ha obtenido evidencias de que en el cerebro moribundo se produce una actividad neuronal similar a la consciencia, lo que podría ser un indicio de que la consciencia puede sobrevivir, al menos durante un corto periodo de tiempo, a la muerte cerebral.

Todo lo que se quiera pensar después de esta constatación cae en el terreno de la especulación, pero trae a colación lo que se ha descubierto en torno a lo que ha dado en llamarse Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM).

Las ECM ocurren cuando determinadas personas, generalmente en momentos críticos de su vida como la muerte clínica, informan de haber percibido una variedad de síntomas anímicos y físicos, como sensaciones extracorporales, alucinaciones, pensamientos acelerados y distorsión del tiempo.

Debate abierto

Alrededor del 10 por ciento de la población experimenta ECM, según una investigación publicada en 2019, pero otro estudio realizado en la Universidad de Cambridge y publicado en 2011, concluyó que, contrariamente a la creencia popular, las experiencias cercanas a la muerte son la manifestación de una función cerebral normal que ha salido mal durante un evento traumático.

Para la neurociencia, cualquier ECM es un fenómeno subjetivo, una especie de sueño lúcido, resultante de una “integración corporal multisensorial perturbada” que ocurre durante eventos que amenazan a la vida.

Estas interpretaciones no han puesto punto final a lo que representan las ECM, una experiencia para la que ni siquiera existe consenso sobre su definición debido a lo complicado que resulta describirla con precisión.

Paradoja biológica

La nueva investigación de la Universidad de Michigan abunda en estos descubrimientos desconcertantes: proporciona evidencia temprana de una oleada de actividad neuronal correlacionada con la consciencia en el cerebro moribundo.

Los autores de esta investigación, publicada en PNAS, escriben en su artículo que “las ECM representan una paradoja biológica que desafía nuestra comprensión fundamental del cerebro moribundo, que se cree no funciona en esas condiciones”.

A pesar de esto, estudios previos en animales han demostrado que la terminación repentina de la actividad cardíaca desencadena una oleada de actividad de ondas cerebrales dentro de la marca de frecuencia gamma, que está asociada con el procesamiento consciente.

También en humanos

La nueva investigación ha comprobado por primera vez que lo mismo ocurre en los seres humanos. Llegó a esta conclusión después de examinar las lecturas de electroencefalografía (EEG) tomadas de cuatro pacientes con paro cardíaco que fallecieron en la unidad de cuidados neurointensivos (UCIN) en Michigan Medicine, de la Universidad de Michigan.

Los cuatro pacientes estaban en coma y no respondían a estímulos después de sus ataques cardíacos, por lo que, finalmente, se les quitó el soporte vital al considerarse que estaban en un estado irrecuperable.

Tan pronto como se les cortó el suministro de oxígeno, los investigadores observaron un aumento en la frecuencia cardíaca y en la actividad de las ondas gamma en dos de los cuatro pacientes. Las ondas gamma solo se activan cuando el cerebro está en estado de alta resolución.

Zona cerebral caliente

Sorprendentemente, esta actividad se detectó en la parte del cerebro donde se encuentran los lóbulos temporal (que gestiona los recuerdos), parietal (que gestiona la temperatura, el gusto, el tacto y el movimiento) y occipital (responsable de la visión).

Los lóbulos frontal, temporal, parietal y occipital cubren la superficie del encéfalo y constituyen la “zona caliente” del cerebro, fuertemente vinculada a la actividad consciente.

Esta zona caliente se activa durante el estado normal de vigilia, así como durante el sueño, y también se ha observado en estados inusuales de consciencia, como alucinaciones y experiencias extracorporales como las ECM.

¿Estamos hablando de una experiencia consciente en el cerebro moribundo? Los investigadores no pueden decir con certeza si alguno de los pacientes vio una luz blanca o algún otro fenómeno consciente, ya que ninguno de ellos sobrevivió para informar de su experiencia.

Consciencia encubierta

“No podemos hacer correlaciones de las firmas neuronales de la consciencia observadas con una experiencia correspondiente consciente en los mismos pacientes en este estudio”, explica la autora del estudio, Nusha Mihaylova, en un comunicado.

“Sin embargo, los hallazgos observados son emocionantes y proporcionan un nuevo marco para nuestra comprensión de la consciencia encubierta en los humanos moribundos”, concluye.

¿Se puede decir entonces que el cerebro humano se activa por el proceso de morir, lo que abre la puerta a fundadas especulaciones sobre un estado de consciencia separado del cerebro que trasciende la muerte?

Los autores de esta investigación no llegan tan lejos, señalando incluso que el pequeño tamaño de la muestra no permite extraer conclusiones definitivas. Añaden que su hallazgo puede explicar cómo el cerebro de una persona puede reproducir recuerdos conscientes incluso después de que el corazón se haya parado.

Incluso se piensa que el estallido de actividad neuronal puede ser una reacción de supervivencia del cerebro una vez que se le priva de oxígeno.

Cerebro moribundo activo

“Si bien los mecanismos y el significado fisiológico de estos hallazgos aún no se han explorado completamente, nuestros datos demuestran que el cerebro moribundo aún puede estar activo. También sugieren la necesidad de reevaluar el papel del cerebro durante un paro cardíaco”, concluyen los investigadores en su artículo.

Hay que tener en cuenta al respecto que, normalmente, no hay actividad cerebral medible y significativa después de que el corazón deja de latir. Entre dos a veinte segundos, el cerebro sencillamente se apaga también.

Sin embargo, parece que no es algo tan sencillo. Sam Parnia, profesor asistente de medicina de cuidados críticos en la Universidad Estatal de Nueva York, autor del más ambicioso estudio sobre las experiencias cercanas a la muerte (AWARE I y II), cree que la consciencia humana puede continuar existiendo después de que nuestro corazón deje de latir durante un período de tiempo indeterminado.

La investigación de la Universidad de Michigan “sugiere que estamos identificando un marcador de consciencia lúcida”, declaró Parnia a la revista Science.

Referencia

Surge of neurophysiological coupling and connectivity of gamma oscillations in the dying human brain. Gang Xu et al. PNAS, May 1, 2023, 120 (19) e2216268120. DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.2216268120