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Niños inmigrantes rompen la barrera
del inglés

03/01/2010

Erika Hobbs, El SentinelKevin Alonzo mira a su maestra, luego al papel que tiene frente a él. Ella apunta la esquina superior derecha de la hoja y él entiende que tiene que escribir su nombre.Comienza a hacer un ejercicio de llenar espacios en blanco.A pesar de que el niño ha aprendido las 200 palabras clave que necesita para sobrevivir el sexto grado en la escuela intermedia Stonewall Jackson, la lista de palabras no es suficiente para cruzar el abismo entre el español e inglés.Así que Kevin, quien se mudó de Honduras hace dos meses, traduce su tarea a su lengua natal para poder entenderla.Siguiendo el proceso de eliminación de palabras encuentra las que necesita. Esta vez aprendió la palabra «call« que es llamar. El estudiante de 11 años brinca de alegría, ondeando la hoja de papel en señal de triunfo.Conquistó otra palabra en inglés. Le faltan miles.«Me siento victorioso», dice. «Victorious», repite en inglés.Kevin y miles de otros niños como él representan un enorme reto para los maestros del sistema de educación pública del condado de Orange, en momentos que el distrito trata de superar una orden de desegregación que regula sus operaciones diarias desde 1964.Ese caso forzó al distrito a ponerle fin a su doble sistema de educación — uno para negros y otro para blancos. Pero los líderes de la escuela ahora enfrentan un reto igualmente complejo: el de servir a otro grupo minoritario que ha crecido dramáticamente en las últimas dos décadas.La población hispana del condado de Orange ahora está en 32 por ciento y por primera vez es igual a la proporción de estudiantes blancos no hispanos. Los hispanos han cambiado radicalmente el panorama del sistema — así como sus prioridades.Sus luchas con la pobreza, angustia y la carrera para sobrevivir reflejan esas de sus compañeros aquí y en el resto de la nación. Pero más que cualquier otro obstáculo, hay uno que bloquea el camino para su progreso académico: el idioma inglés.Casi 40 por ciento de los estudiantes hispanos del condado de Orange no hablan inglés como su primera lengua y deben tomar clases intensivas para aprenderlo rápidamente y así evitar fracasar en la escuela.No es sólo un problema en el condado de Orange, sino a lo largo y ancho de la nación, lo que ha incitado a una representante del gobierno federal decir que la educación de niños como Kevin Alonzo es el «asunto de derechos civiles» de nuestros tiempos.«Si queremos mejorar nuestro sistema de educación, los hispanos son una pieza importante», dijo Ida Eblinger Kelley, directora de enlaces comunitarios y comunicaciones hispanas del Departamento de Educación.Kelley, quien fungió como oradora durante una conferencia en Orlando para padres cuyos hijos hablan otros idiomas, notó que los estudiantes hispanos son la minoría más grande en las escuelas pero consistentemente quedan atrás en las puntuaciones de los exámenes, graduaciones de escuela secundaria e índices de entrada a la universidad.Para cumplir con esa responsabilidad, maestros y administradores del décimo distrito escolar más grande de la nación están revisando políticas y estrategias.Es una tarea de enormes proporciones porque esos estudiantes tienen que cumplir con los estrictos estándares académicos de la Florida y deben pasar un examen crucial – el FCAT – que literalmente es ajeno para muchos de ellos.No hay varita mágicaLos maestros y administradores admiten este problema y están tan frustrados como todo el mundo.«¿Estamos haciendo un progreso sustancial? No. No tanto como quisiéramos», dijo Anna Díaz, superintendente asociada de servicios multilingües. «No tenemos una vara mágica todavía».Ella y otros dijeron que es una lucha a cuestas que busca balancear la eficiencia, la escasez de fondos, los cambiantes estándares y requisitos y el cambio rápido de la población estudiantil. Veinte años atrás, los hispanos eran sólo el 9 por ciento de los estudiantes matriculados en las escuelas.«Hay nuevos niños mudándose al sistema, nuevos directores y maestros, y cuando crees que has educado a todo el mundo en lo que tienen que saber, todo cambia otra vez», dijo Díaz.La búsqueda para los educadores correctos es sobrecogedora. Los administradores de las escuelas no pueden encontrar suficientes maestros hispanos que hablen español, o maestros certificados para enseñar estrategias del idioma inglés. Sólo 12 por ciento de los 12,000 maestros del condado de Orange son hispanos.Pero la lucha mayor es la eficienciaEn Florida, las escuelas no tienen otra opción que administrar el FCAT – el barómetro por el cual se mide la calidad de la escuela – a todos los estudiantes.Una ley del estado dice que los estudiantes que están aprendiendo inglés tienen sólo dos años para que sus puntuaciones sean incluidas en su calificación de grado.Pero es ampliamente reconocido que les toma a los estudiantes de cinco a siete años aprender cualquier idioma, así que las probabilidades de hacerlo en dos años son mínimas.Para las escuelas eso puede significar clasificaciones más bajas. Para los estudiantes – especialmente los de escuela secundaria – puede tener un peor significado: no adquirir su diploma. Y no tener un futuro.«Sí, el FCAT nos golpea bastante duro», dijo Joseph Miller, el director saliente de la escuela intermedia Jackson. «Pero lo enfrentamos con la frente en alto y seguimos haciendo lo que tenemos que hacer».De hecho, algunos programas en el condado de Orange funcionan bien. El año pasado, la escuela intermedia Jackson, la cual tiene una clasificación de B y un 75 por ciento de estudiantes hispanos, aumentó el índice de aprovechamiento académico de sus estudiantes que hablan español al 36 por ciento. Cinco años atrás ese índice era el 10 por ciento.En las escuelas intermedias y secundarias es difícil mantener un nivel de éxito porque no hay suficiente dinero para contratar a todas las maestras que se necesitan para ayudar a los estudiantes.Y en algunas escuelas no hay suficientes estudiantes para justificar la contratación de más maestros. Cada escuela puede contratar un maestro certificado en la enseñanza del inglés por cada 25 estudiantes que no hablan ese idioma.El distrito también entrena a instructores para enseñarles inglés a los estudiantes que hablan otros idiomas, se reúne con consultores para mejorar la oferta académica y ofrece especialistas para los estudiantes.«Hemos hecho grandes avances en cuanto al currículo», dijo Jacqueline Centeno, quien entrena a maestros en cómo enseñarle inglés a los estudiantes en la escuela intermedia Jackson. «Pero no estamos donde nos gustaría estar».Sin embargo, la candidata a la Junta Escolar tiene fe de que el distrito va a encontrar la manera de solucionar esta situación.«Tenemos altas expectativas para nuestros estudiantes de segundo idioma y tenemos fe – tengo fe – de que se va a cerrar la brecha de aprovechamiento académico para llegar a la par con el resto de la población estudiantil», dijo.Puede que tome más tiempo de lo que todo el mundo quiere, continuó Centeno, pero va a ocurrir.Kevin no tiene duda de que aprenderá inglés. Sabe que no puede convertirse en piloto o pagar sus cuentas cuando sea mayor si no sabe el idioma.Además, «cuando pido una hamburguesa en McDonald's, quiero responder en inglés», dijo.