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Mondadori paga 1,5 millones de dólares para publicar la obra del Che Guevara

10/10/2005

MILAN (Corriere della Sera/La Nación).- A primera vista se trata sólo del enésimo triunfo del dinero sobre las ideologías. Mondadori, la empresa del férreo anticomunista Silvio Berlusconi, desembolsa un millón y medio de dólares para asegurarse el derecho a publicar en italiano los 19 libros del icono comunista por excelencia, Ernesto Che Guevara, de cuya muerte se cumplieron anteayer 38 años. Y paga la considerable suma a la casa editora australiana Ocean Press, megáfono de Fidel Castro en Occidente. Pero no es tanto esta paradoja lo que indigna a los estudiosos más apasionados del Che, reunidos en la fundación italiana que lleva su nombre. En el fondo, explican afligidos, es sólo el último capítulo de una larga historia dominada por dos factores: el interés del régimen cubano y de las editoriales occidentales por explotar la inmensa popularidad póstuma de Guevara y la preocupación castrista de ocultar o al menos edulcorar el contenido herético de sus reflexiones. La denuncia la realizó Roberto Massari, presidente de la fundación además de traductor y curador de varias obras del revolucionario argentino, incluida una suerte de "edición crítica" del "Diario del Che en Bolivia", con notas explicativas y mapas. "Después de la muerte de Guevara -nos dice-, fue el mismo Castro el que decidió que los derechos del diario boliviano fuesen, en Italia, a Feltrinelli y en Francia a Maspero, dos editores de izquierda. Pero de los otros textos inéditos no se habló durante veinte años." Sucedió cuando el heterodoxo Guevara fue relanzado por Fidel, que ya había roto con Mikhail Gorbachov, mientras el bloque soviético estaba en las últimas: "En octubre de 1987, Castro dijo que necesitaba estudiar el pensamiento económico del Che. Y desde ese momento hubo un gran florecimiento de investigaciones sobre Guevara con el redescubrimiento progresivo de sus escritos". Un trabajo al cual Massari, con su pequeña casa editorial Erre Emme, dedicó muchas energías. Más tarde surgieron las cuestiones económicas: "Los derechos mundiales de publicación de las notas de Guevara y de Alberto Granado de 1951-52, durante su viaje en moto por América latina, fueron vendidos por Aleida March, segunda mujer del Che, a Feltrinelli, y salieron en 1993 en el volumen «Latinoamericana», al cual contribuí como curador." Luego, continúa Massari, la situación cambió: "Cuando en Cuba se decidió publicar el diario de la expedición militar de Guevara al Congo, los derechos mundiales fueron cedidos por Aleida a Gianni Minà". "Lo mismo sucedió con «Otra vez», diario del segundo viaje por América latina realizado por Guevara en 1953. Ambos libros fueron publicados por Sperling & Kupfer en descuidadas ediciones realizadas sin consultar a los expertos en el tema. Basta con pensar que en «Otra vez», en varias ocasiones, el término castellano yerba es traducido por hierba, como si se refiriera a la marihuana. Se trata en cambio de la yerba mate de la que se extrae una bebida similar al té, y muy apreciada por Guevara. Pero así el lector italiano puede llegar a pensar que era un adicto." Massari es severo con Minà, que, según él, "no está interesado en las ideas revolucionarias del Che sino en la utilización mediática de su figura". Luego está el problema de la censura política: "Casi ninguno de los estudiosos principales de Guevara ha podido ver sus manuscritos originales y, por otro lado, esos editores pronto hicieron arreglos admitidos por la hija del autor, Aleidita". La confirmación nos llega por Antonio Moscato, historiador del ateneo de Lecce: en un ensayo de los Cuadernos de la Fundación Ernesto Che Guevara demostró cómo se escondieron y quitaron las críticas que el revolucionario argentino hizo al sistema soviético en el período 1962-65. Además, quedan inéditas sus notas críticas a un manual oficial soviético de economía política. Mientras tanto, se llegó a comprender que el Che vende y comenzó la carrera para publicarlo. Con episodios desconcertantes de los cuales hasta Massari participó: "En 1996 la revista Panorama me acusó falsamente de haber producido ediciones pirata del Che mientras Baldini & Castoldi, dirigida por Alessandro Dalai, declaraba haber obtenido la exclusiva de sus obras. En realidad, había adquirido a la editora Casa de las Américas sólo los derechos de una vieja antología en dos volúmenes que dividió en varios libritos pequeños reciclando, a veces, decadentes traducciones anónimas." Finalmente, a fuerza de dinero, se apropió del asunto un coloso como Mondadori, que ya tiene listos los dos primeros volúmenes del Che: "La historia está por comenzar", una suerte de autobiografía ilustrada, y "Guerra de guerrillas", traducido en su momento por la radical Adele Faccio. Mientras tanto, los ex trotskistas de la Ocean Press siguieron adelante recordando que en el catálogo de la casa de Segrate figuran ya varios autores de izquierda, desde Michael Moore hasta el subcomandante Marcos. Pero esto no le importa realmente a Massari, como tampoco le importa para nada que Mondadori pertenezca a Berlusconi: "El problema no es quién publica a Guevara, sino el modo. En el contrato no hay ningún compromiso de realizar libros cuidados por especialistas que tengan el necesario escrúpulo filológico, por lo tanto se anuncia la enésima operación comercial absolutamente carente de rigor científico". Parecería que la fascinación magnética de la figura de Guevara nublara la esencia histórica del personaje. La última nota curiosa la da Moscato: "Los jóvenes hinchas de Livorno, que llevan al estadio el retrato del Che, me han invitado a hablar de él. Y me di cuenta de que la gran mayoría no sabe ni siquiera quién era".