Mi hijo no habla aún, y los niños de su edad sí; ¿qué puedo hacer?
Cuando un niño no habla o presenta retraso del lenguaje, los padres suelen angustiarse demasiado y piensan que la solución es lejana. Sin embargo, con poner atención a los primeros signos de alarma y apoyar al niño a realizar ciertos ejercicios, se podrá ir solucionando poco a poco. Incluso hay algo mucho más sencillo por dónde comenzar: conversa con él, platica lo más que puedas ¡diario!
Cuando estamos en las primeras etapas de la vida de nuestro hijo no vemos la hora de que por fin nos diga mamá y papá. Es la palabra más anhelada que queremos escuchar, ya nos imaginamos sus conversaciones de la guardería o escuela infantil, lo que hizo y que no, entre tantas cosas y ocurrencias que nos puede contar. Una sonrisita se nos dibuja en el rostro de solo pensarlo, pero ¿qué ocurre cuando esto no pasa?
El miedo invade a los padres y las culpas los ahogan, por temor, muchas veces prefieren no buscar ayuda o contar la situación, pues temen ser juzgados y es un miedo natural, es decir, a todos nos aterra lo que no es común. El solo pensar que el niño tiene algo diferente a sus compañeritos puede significar angustia, por esto queremos despejar tus dudas y darte herramientas para afrontar las diferencias en el desarrollo de los niños.
Cada niño es un mundo diferente, si bien lo has escuchado un montón, esto es cierto, cada niño tiene experiencias y tipos de aprendizaje distintos así que no te asustes porque tu hijo aprende o hace las cosas de distinto modo. Empecemos por una pregunta recurrente: ¿a qué edad hablan los niños? Si bien cada niño inicia su proceso de forma diferente, a los 9 - 10 meses generalmente inicia el proceso del balbuceo, que es jugar con los sonidos que produce con su boca e intentar imitar los tuyos.
En un inicio este balbuceo no es completamente intencional, simplemente está practicando y explorando su boquita y todo lo que puede hacer con ella. Con el paso del tiempo llegamos al primer año donde empiezan a salir las palabritas como ‘agua’, ‘coche’, ‘tete’ para hacer la doble palabra frase, es decir: ‘mamá, tete’, en vez de decir ‘mamá, quiero tete’. Todo este proceso va del primer al segundo año mientras amplía su vocabulario e interioriza conceptos.
Cuando un niño no habla, enséñale platicando
Todos estos procesos, el niño los aprende y practica observándote e imitándote, de allí que tú eres su mejor ejemplo, y no lo veas como una carga, al contrario, tómatelo como una herramienta para apoyar a tu hijo y darle pautas para avanzar y crecer. Muchas veces caemos en el error de no hablarles porque no hay una conversación fluida, preferimos simplemente tomar la decisión por ellos y ya está, ya sea porque se demora mucho para pronunciar o porque se queda pensando y te contesta un poco tarde.
Recuerda que es un niño pequeño y apenas está aprendiendo este mundo tan amplio como es el lenguaje verbal y debe estructurar bien antes de contestar para ser entendido, es como cuando te hablan en francés y tú apenas sabes unas cuantas palabras en el idioma, ¿qué pasa si te preguntan algo? Te vas a demorar seguramente en contestar.
Como este son varias las causas o factores que influyen en tener una dificultad en el lenguaje, por ejemplo, no tener una fuerza adecuada en todos los músculos y órganos que interfieren en el habla. Empezar a hablar no solo es producir un sonido desde la garganta, para emitir ese sonido nuestra lengua, mejillas, labios y capacidad respiratoria debe estar a tope, lista para transformar el aire con los movimientos para producir un sonido y para ello necesitamos fuerza, no la misma que usas en el gym o al trotar, pero sí la suficiente para mover y manejar el aire y tu boca para hablar.
Siguiendo el ejemplo anterior: cuando trotas o corres largos trayectos e intentas hablar ¿cómo lo haces? Seguro jadeas un poco o hablas por sílabas mientras tomas aire, ¿verdad? En ese momento necesitas fuerza para poder hablar y comunicarte adecuadamente. Lo mismo pasa con los niños, por eso a veces hablan en sílabas y tomas bocanadas de aire entre otra, porque aún no controlan su respiración ni su fuerza para empezar a hablar fluidamente.
¿Cuándo llevar a nuestro hijo a un logopeda?
Otro factor son las dificultades visuales y auditivas que muchas veces no detectamos, compartimos un caso real: en un cole un pequeño hacia caritas graciosas para poder ver los dibujos que le presentaba la profe en el tablero, el niño corría, jugaba y todo de manera normal, pero en ciertas ocasiones hacía caritas para poder entender las cosas que le mostraban. Un día, en consulta y al notar estas caritas, se les dice a los padres que le hicieran un examen visual, ellos mencionan que desde pequeño hacía ‘ojitos’ y que todavía los hacía.
Resulta que esas ‘caritas graciosas y tiernas’ eran su herramienta para visualizar las cosas a cierta distancia o tamaño, pues tiene un deterioro visual. Al no ver bien no iba a comprender todo lo que sucedía en el cole ni las actividades. Esta fue la respuesta y herramienta que permitió apoyar al niño para que poco a poco avance y pueda desarrollarse adecuadamente.
A veces es necesario estar atentos sin ser paranoicos, como padres solemos ser extremistas y esa no es la idea. La idea es ser objetivos y conscientes de todo lo que le sucede al niño. Por eso el apoyo de un logopeda en este punto es fundamental: te orientará en cómo seguir pautas para apoyar a tu hijo.
Otra causa es la poca estimulación del habla, como el hecho de no hablarles porque no hay conversación o pensar que está muy chiquito y no te comprende y preferir el silencio. Muchas veces la conversación es nula con los niños, los levantamos, les damos una orden como cepillarse los dientes o vestirse, les ponemos el desayuno a la mesa mientras estamos en nuestros asuntos y se continua el día.
Por eso los tiempos de calidad son importantes, hablarles así pienses que no te entienden es enriquecedor y gratificante para ellos, pues su cerebro está trabajando a toda máquina para entender cada palabra, cómo usarla y pronunciarla. A su vez la sobreprotección, el apego, los conflictos familiares, la parte emocional y social influyen ya sea positiva o negativamente en este proceso.
Signos de alarma del retraso del lenguaje en niños
- Cuando tiene de 0 a 3 meses de edad y no reacciona a ruidos fuertes, no fija su mirada en algo, no reconoce tu voz y es demasiado irritable
- De los 4 a los 6 meses no sigue objetos con su mirada, no presta atención a la música o ruidos del entorno, ni balbucea
- De los 7 a los 12 meses no silabea ni intenta pronunciar algo, rechaza jugar, no atiende cuando le hablan, no reacciona a los distintos volúmenes de tu voz, no es curioso ante nuevos juguetes o entornos, no usa gestos para comunicarse, no imita sonidos largos o cortos (como bababababa, tete)
- De los 12 a los 24 meses no imita acciones ni palabras, aun no dice ni se le ve interés por decir su primera palabra, no reconoce partes de su cuerpo o palabras como auto, perro, no sigue órdenes sencillas (toma el juguete, ve con mamá), no utiliza sílabas o palabras, ni amplía su vocabulario, no imita o aprende canciones
- De los 24 a los 36 meses utiliza una palabra para todo es decir todo es tata, ya sea mamá, papá, el perro, la casa, el juguete, etc. Sus frases son de dos o tres palabras, su vocabulario es muy limitado, no le entiende cuando habla, tiene dificultad al contar objetos, utiliza gestos o señalamiento para comunicarse, repite expresiones verbales como un eco (ecolalias: que repite de manera involuntaria e inconsciente una palabra o frase)
Si tu hijo presenta alguno o varios de estos signos de alerta es hora de acudir al logopeda, para apoyarte dándole bases y herramientas a tu pequeño para superar las dificultades.
Durante la sesión, se activan todas esas funciones neuronales para facilitar la adecuada adquisición del lenguaje, trabajando por medio del juego y actividades entretenidas sus habilidades cognitivas, físicas, auditivas, visuales y del lenguaje. Todo esto para ayudar a tu hijo en ese retraso que está presentando y se pueda desenvolver con facilidad tanto en el cole (con la parte académica) como en otras situaciones de su entorno.
¿Cómo ayudar a nuestro hijo a empezar a hablar?
Además, no solo es llevarlo a la terapia, también es que como padres participen de forma activa y cambien ciertas cosas para proporcionarle a tu peque aquello que necesita de ti para entender, comprender y responder adecuadamente.
A continuación, unos ejemplos:
- Aprendan una canción, pero no solo la letra, sino también la mímica y los pasos. Gózate ese momento, disfrútalo y cántalo con tu hijo, de este modo no solo estas estimulando su lenguaje sino también el área cognitiva y motora mientras pasan un rato divertido
- ¿Y si hacemos una carrera con bolitas de papel? Prepara tu pista en el suelo, haz bolitas de papel con tu hijo, busca un pitillo o popote ¡y a ver quién termina primero! Involúcralo en la creación de su pista y las bolitas, enséñale y muéstrale qué es tal cosa y qué les puede servir para esa gran carrera. Al soplar estarán mejorando su fuerza y capacidad respiratoria
- ¡Anímate a hacer una cena o picnic con tu hijo! Involúcralo en la preparación de alimentos sencillos como una ensalada de frutas o un sándwich, permítele tocar y probar los ingredientes, ya que este es un ejercicio maravilloso, pues estimula todas las áreas de su cerebro y expande por completo el aprendizaje y los conceptos
- Háblale, háblale, háblale. Si bien no te contestará de inmediato, cuéntale que harás, a donde irán, que le gustaría hacer y hazlo tú también. Decirle ‘¿quieres ir al parque? Yo sí quiero, me encantaría ir a tomar un poco de aire y ver las mascotas de los vecinos. ¿Te acuerdas del perro grande del vecino? Allá está, vamos a verlo se ve muy juguetón le podemos prestar tu pelota, ¿qué opinas?’ Este pequeño fragmento le hará pensar y empezar a incorporar palabras a su vocabulario y entender mejor todo lo que sucede
- Lean cuentos o inventen historias con sus juguetes, esto activa su imaginación y le permite crear, herramienta que le ayudará más adelante a empezar a hacer sus propias obras de arte y sus propias letras. La lectura o la creación de historias es una actividad completa donde su comprensión, atención y memoria están activadas en un cien por cien y su capacidad de interiorizar está trabajando a tope para entender de qué va la historia y como acabará
Tener un aprendizaje diferente no debe ser tema de preocupación si se atienda a tiempo, solo deben estar atentos y adaptarse para poder ser empáticos con sus hijos y conectar con ellos de una manera única en la que puedan ayudarles en todos sus procesos.