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Los pobladores de la Canarias prehispánica se parecían a los de Marruecos en el Neolítico

18/08/2023
P.E.

Rostro de una aborigen canaria del siglo VI, reconstruido a partir de restos óseos encontrados (EFE)

La colonización de Canarias por pueblos del norte de África a comienzos del primer milenio fue un proceso más complejo de lo que se creía. Lo demuestra el descubrimiento de que los aborígenes de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura comparten ancestros con las demás islas, pero a través de ellos recibieron una herencia genética, en parte, diferente. La comparación del genoma de estos pobladores con los datos disponibles de tres yacimientos prehistóricos del norte de África ha corroborado que los antiguos canarios eran pueblos muy similares a los que habitaban Marruecos hace alrededor de 5.000 años, durante el Neolítico.

La revista Nature ha publicado el análisis más completo que se ha hecho hasta la fecha sobre el ADN de los antiguos pobladores de Canarias, con datos de 40 individuos de siete islas que abarcan 1.300 años de la historia antigua del archipiélago, desde los tiempos de las primeras llegadas —restos del siglo III— hasta los primeros años bajo la Corona de Castilla en el siglo XVI. El descubrimiento es fruto del esfuerzo coordinado de una veintena de investigadores de las universidades de La Laguna, Las Palmas de Gran Canaria, Stanford (EEUU) y Copenhague, el Instituto Max Planck de Alemania, el Instituto Carlos III, la empresa Tibicena, el Museo Canario, el Museo Arqueológico de La Gomera y el Museo Benahoarita. 

El estudio lleva a pensar en “un modelo de colonización más complejo del que se planteaba hasta ahora” Su ADN muestra que todas esas poblaciones se quedaron aisladas en sus respectivas islas durante alrededor de un milenio, sin apenas contacto con nadie del exterior hasta la llegada de los primeros europeos en el siglo XIV, lo que a su vez conduce a otra conclusión con implicaciones para futuros trabajos: la Canarias prehispánica ofrece una ventana privilegiada al pasado del norte de África en la etapa previa a las invasiones árabes del siglo VII, que puede completar los datos obtenidos de yacimientos prehistóricos del continente.

Los autores, entre los que se encuentran Javier Serrano (Univerdad de La Laguna), Jonathan Santana (Universidad de Las Palmas) y Rosa Fregel (Universidad de La Laguna-Stanford), explican cómo la insularidad, la escasez de recursos y la falta de contacto con el exterior fueron moldeando la genética de los pobladores de cada una de las siete islas sobre un sustrato común. Este no es otro que la herencia de pueblos prehistóricos del actual territorio de Marruecos, cuyo ADN recoge, a su vez, la mezcla de dos ascendencias principales: una local, norteafricana, y otra de agricultores europeos que emigraron hacia al sur del Mediterráneo en el Neolítico.

Diferencias entre islas

Este trabajo revela que los aborígenes de las tres islas más cercanas al continente —Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura— tenían una mayor contribución genética del componente asociado a las poblaciones prehistóricas de Europa, mientras que los de las islas occidentales —El Hierro, La Palma, La Gomera y Tenerife— presentaban más aportación del componente prehistórico del norte de África. Lo que lleva a pensar en “un modelo de colonización más complejo del que se planteaba hasta ahora”. “Dado que el impacto de las migraciones neolíticas europeas en el norte de África no fue homogéneo, este resultado se puede explicar de dos formas: o bien las migraciones humanas que afectaron al archipiélago fueron asimétricas, con algunas arribadas llegando solo a una zona, o bien las poblaciones que colonizaron las islas orientales y occidentales del archipiélago procedían de regiones diferentes del norte de África”, han señalado en un comunicado.

El autor principal del trabajo, Javier G. Serrano, ha remarcado que la diferencias entre las islas orientales y occidentales “parecen haber existido desde el comienzo del período de colonización aborigen, manteniéndose sin cambios a lo largo del tiempo”. “Esto es importante porque determina que, si existieron migraciones asimétricas entre las dos regiones, tuvieron que ocurrir al inicio del periodo de colonización aborigen”, ha añadido. Esta conclusión no hace sino apuntalar una serie de indicios que ya existían y que sugerían la existencia de alguna diferencia entre los pobladores de las islas orientales y los de las occidentales, como la mayor variedad de inscripciones en alfabeto líbico-bereber en las primeras o la presencia en una sola isla, Gran Canaria, de un árbol “importado”, la higuera. El estudio aporta pruebas de que la insularidad se acabó expresando de un modo u otro en el ADN de los pueblos de las siete islas, pero fue en las más pequeñas o con menos recursos -El Hierro, La Gomera, Lanzarote y Fuerteventura- donde más se aprecia una baja diversidad genética, “lo que puede explicarse por un fuerte aislamiento, dando lugar a la reducción del tamaño efectivo de su población y descartando así la posibilidad de que hubiera migración frecuente hacia estas islas”.