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Lenguaje y Alzheimer: deterioro progresivo y proceso comunicativo

21/03/2024
Ángel Moreno Toledo

El lenguaje se ve afectado en la enfermedad de Alzheimer, tanto que es uno de los primeros indicios importantes en mostrarse al comienzo de la enfermedad.

Las limitaciones incipientes pueden ser, en principio, enmascaradas por el enfermo. Observamos como limita sus relaciones sociales, así como la comunicación, transformándose este en producciones cortas, ausentes de información, dubitativas e infrecuentes. La conducta del afectado comienza a tornarse más indiferente hacia el contacto social, retraído, volviéndose en un “autoimpuesto” aislamiento. El empobrecimiento del vocabulario, las limitaciones y más que significativas fallas de memoria, condicionan una pobre conversación. El lenguaje queda relegado a constantes muletillas o circunloquios. Estos perseveran hasta lograr o bien la ayuda del oyente o una indicación contextual que resuelva el mensaje fallido o incompleto.

Alzheimer y el declinar del lenguaje

La naturaleza del declinar memorístico discurre progresivamente en la habilidad lingüística. Los cambios acaecidos fruto del paulatino deterioro son evidenciados en cada una de las áreas paso a paso por los estadios. Desde la semántica, a la fonología, la sintaxis, la lectoescritura y la pragmática.

La compensación de la carencia debe mediarse por el cuidador, fundamentado en el conocimiento de la enfermedad, y las evoluciones degenerativas en cada periodo. Así, perpetuar una u otra estrategia que pueda ser reivindicada con el uso del lenguaje verbal adaptado. O el lenguaje no-verbal; en caso de avance a deterioro grave.

Contiguo a la limitación comunicativa, emerge, no siendo menos importante, los factores psicológicos y emocionales en el enfermo. La depresión, frustración, el aislamiento, la ansiedad, incluso la labilidad emocional, asumen durante el curso de la enfermedad una grave manifestación. La heterogeneidad de las demencias, la afectación o nivel de severidad o los estadios, se presentan dentro de una variabilidad prudente en cada uno de los sujetos. La investigación en el campo de las demencias se nutre en el diagnóstico de la valoración del lenguaje como carácter principal para clasificar la demencia. También como un marcador de severidad dentro de la manifestación en cada individuo.

Alzheimer y alteración del lenguaje. Fases, características y dominios

La afectación del lenguaje es una de las consecuencias ampliamente corroboradas como una de las alteraciones de las demencias (Junqué y Barroso, 1999). En el ya temprano año 1907, Alois Alzheimer constató la disrupción del lenguaje y su manifestación, como uno de los elementos subyacentes al trastorno.

Entre las dificultades que proyecta el lenguaje del enfermo, queda disgregado entre afasia, anomia, automatismos, parafasias, circunloquios, estereotipias y la ecolalia. Todos estos fenómenos van introduciéndose en el lenguaje del enfermo, acrecentando las lagunas y los avances del progresivo deterioro cognitivo. Es así, que una de las manifestaciones tempranas del trastorno, conlleva problemas de denominación (Kirshner y otros, 1984: Hodges y otros, 1991). La dificultad para evocar aquella palabra que designe el objeto dado, localizado en un déficit de la memoria semántica. De este modo, diversos autores (Burke y Harrold, 1988; Snowden, 1989 ; Cuetos y otros, 2009), sostienen un déficit en el acceso o recuperación de la información. Estos problemas de acceso, dificultan que el enfermo comprenda, elabore y denomine dicho objeto. La evocación se encuentra seriamente afectada, así como el proceso de selección, recuperación y producción.

En otras palabras, el sujeto es un ser anómico, totalmente desconectado del significante adherido al objeto. Exento de nominación, incapaz de evocar el correspondiente nombre del objeto señalado, constituyéndose esta limitación en la más común de los trastornos afásicos.

Siendo la afasia un trastorno del lenguaje ocasionado por una lesión cerebral, en un sujeto que previamente tenía lenguaje (Vendrell, 2001), existe la ambigüedad de términos proferidos en la bibliografía especializada para clasificar este síndrome. Destacan entre la afasia nominal, afasia anómica y afasia amnésica, en esta primera fase de dificultad nominativa.

Deterioro del lenguaje en la enfermedad de Alzheimer

La determinación del déficit que predomine en la naturaleza de la afasia, vendrá regido por la topografía lesional. Los aspectos clínicos, la sintomatología, la manifestación etiológica y el impacto de la lesión, compondrá las características que tendría el déficit lingüístico o la sintomatología afásica condicionada (Benson y Ardila, 1996). A este respecto, como señalan Toyota y otros (2007) una rápida evolución del trastorno lingüístico al inicio temprano de la demencia es el predictor de un pronóstico desfavorable. De este modo, hipotetiza la gravedad de una demencia inusual, donde las manifestaciones clínicas son mayores al inicio. Se demuestra un deterioro neurológico global, progresivo y creciente. Asimismo, se concluye que una limitación inicial de este tipo postula un grave deterioro semántico. Lo que constituye un valioso marcador del deterioro cognitivo y un revulsivo a un diagnóstico precoz y del grado de severidad de esa demencia.

Valoración de la anomia

Es destacable, en términos de la anomia valorada en la fase inicial, cómo esta salvedad es emplazada solo a aquellas palabras de baja frecuencia. Las que no conforman habitualmente el léxico del sujeto y además la dificultad de reproducir nombres y adjetivos (Irigaray, 1967). Íntegramente, la gran laguna radica en el acceso a la palabra que denomina el objeto.

Numerosos autores señalan a la memoria semántica como el origen de los déficits en el acceso y recuperación de la información (Cuetos y otros, 2009, Snowden, 1989). Correlacionándose en un déficit de evocación que menoscaba la comprensión y la denominación. Alúdase las pruebas en fluidez semántica, el evaluado refiere una baja ejecución en el número de elementos por categoría propuesta (Smith y otros, 1989). Se elevan los tiempos de reacción en la producción (Juncos, 1998), y los enfermos demandan mayor número de claves para facilitar el recuerdo.

Derivado de la anterior dificultad en el acceso, queda fundamentado el reportado fenómeno de “La punta de la lengua” (Tot´s) (Whorthey y Martin, 1988, Burke, Mackay, Whorthey y Wade, 1991), Astel y Harley, 1996, 2002). Así como problemas destacados con respecto a procesamiento (Tweedy y Schulman, 1982; Hayflick, 1987; Robles y Vilariño, 1998 ; Pereiro y otros, 2006). Otros autores atribuyen estas disfunciones en pérdidas asociadas al proceso de envejecimiento. Desfavorecidas además por el deterioro cognitivo, existen dificultades en el órgano de los sentidos. A nivel auditivo (Ryan et al, 1986; Lichstein, Bess y Logan, 1991), atencionales o procedentes del control ejecutivo (Baddelay, 1986; Juncos, 1998). También de la pérdida de de habilidades visuoespaciales o perceptivas (Rochford, 1971).

Deterioro paulatino de la habilidad lingüística.

El retroceso lingüístico al comienzo de la enfermedad de Alzheimer (1.ª Fase – GDS 3-4 – deterioro leve) está marcado por el déficit nominativo, existe la dificultad de hallar el nombre de las cosas u objetos. Comienza a evidenciarse el distanciamiento comunicativo y la preocupación del enfermo, la depresión y la ansiedad. Así como los cambios en la personalidad, los olvidos y los problemas de orientación comienzan a vislumbrarse en esta etapa.

La reiteración, la divagación, lentitud y sustituciones son frecuentes paulatinamente. Maneja ocasionalmente estos recursos con objeto de armonizar las producciones que deja irresueltas. Destaca un empobrecimiento del léxico e incluso habituales incoherencias en el discurso. Siendo el resto del proceso comunicativo normal (si consta una mala ejecución en la comprensión de frases e ideas complejas). El lenguaje se vuelve anómico (Benson y otros, 1988). Siendo esta la característica principal de una primera fase marcada por un trastorno aislado de la denominación, una leve dificultad en la evocación de palabras.

 Citar:

Moreno, A. (2011, 23 de agosto). Lenguaje y Alzheimer: deterioro progresivo y proceso comunicativo. Revista PsicologiaCientifica.com, 13(14). https://psicolcient.me/9thcb