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Las calles cuentan la historia de Quito, ciudad "anclada en el paraíso"

28/08/2005

Por Susana MaderaQuito, 28 ago (EFE).- Quito, una ciudad "anclada en el paraíso", funde en sus bocacalles almas en pena, poder, incienso, leyendas y una historia que ha marcado el destino de Ecuador, que ahora sale del olvido gracias a un libro del ecuatoriano Juan Carlos Morales."Las calles hay que entenderlas como si fueran gente. Por eso es que hay calles más sensuales que otras", aseguró en una entrevista con EFE Morales, autor de "Quito, las calles de su historia".Poeta, músico y eterno admirador del argentino Jorge Luis Borges, Morales arranca a las piedras y paredes del centro de Quito su historia y mitología, "porque hay que estar enamorado de esta tierra para verla hermosa, lejos de los políticos y los telediarios", dice.Morales considera que se debe "construir un país paralelo para pelear al que siempre está en crisis. Y este es el propósito de este libro: contribuir a que la identidad sea parte también del orgullo".Cuatro años de investigaciones, de caminatas por el centro histórico y largas horas admirando "el Quito cotidiano", se plasman en unas páginas que, en español e inglés, narran una "historia que se construía más allá de sus callejuelas".Recuerda Morales a quienes aseguran haber visto almas en pena, revive el olor a incienso de esas imágenes del Niño Jesús que se venden en las calles y viven una perpetua Natividad, los pomposos pregones del Corpus Christi y, también, "los endiablados fandangos para exorcizar ese barroco penitencial, que legó el miedo como la única antesala para entrar al Cielo".Morales, de 37 años, asegura haberse enamorado de Quito, aunque procede de Ibarra, en el norte del país, y se refiere a la capital como "una ciudad anclada en el Paraíso", a la que, junto a todo Ecuador, anhela ver liberada del hollín que emana la política mal aplicada."El país no solamente es el agobio de la crisis, sino también hay un país paralelo, una ciudad paralela, que se construye lejos de la agenda de la crisis", escrita por los malos políticos, sentencia Morales.Apuesta, por contra, por un "Ecuador positivo, bello", por la posibilidad de que los ecuatorianos "puedan recorrer y encontrarse con esta ciudad mítica en la que amigos y enemigos de la historia y el presente se encuentran en las bocacalles y se saludan en el pasado y en el futuro".Con ilustraciones de Mauricio Jácome, Morales recorre la historia de Quito y de Ecuador apoyado en una investigación de Nidia Gómez, que estudió la nomenclatura de las calles de Quito.A través de su texto, Morales se pasea por años de felicidad, pero también de dolor, de luchas por el poder político, económico y religioso, y coquetea con la ingenuidad de quienes recorren día a día, sin saberlo, calles plagadas de historia.La calle García Moreno, por ejemplo, recuerda al presidente que fue asesinado de catorce machetazos y es la misma de la que los manifestantes pretenden apoderarse en tiempos de protestas, ya que está al pie del Palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo."No solo se trata de calles en el sentido serio de la palabra, sino que las calles son como personas que cuentan sus historias", indica, antes de anotar que su libro habla de los personajes con "otra visión", la de las "cotidianidades", pues la oficial es una historia "de batallas y de generales".El argentino Rómulo Moya, directivo de la editorial Trama, que ha publicado el libro, dijo a EFE que con la obra, en edición de lujo, pretenden "rescatar lo positivo de la ciudad" y la significación de los nombres de las calles.Enamorado de los libros, Moya está convencido que Quito puede viajar por el mundo a través de las páginas: "la globalización se puede hacer al revés"."Podemos poner contenidos desde aquí para allá. No es solamente de allá para acá sino que desde Ecuador también podemos nutrir al mundo de conceptos, conocimientos, historia, de cosas que engrandezcan al ser humano", concluye Moya.