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La traducción y la interpretación simultánea: primas, pero no hermanas

21/06/2023

Actualmente, las editoriales están otorgándole una mayor visibilidad a la labor de los traductores profesionales. Hasta hace unos cuantos años, el foco se ponía más bien en el autor. Esto es algo lógico, ya que, sin el autor, evidentemente, no habría historia que maquetar y ofrecer al lector. Ahora bien, es gracias al traductor que dicha historia puede trascender y traspasar fronteras geográficas, culturales, lingüísticas... Al contrario de lo que se cree, traducir implica mucho más que transferir un mensaje de un idioma a otro: los traductores han de tener en cuenta también la realidad social de los destinatarios del mensaje, es decir, de quienes emplean la lengua a la que se traduce. De igual modo que una de las labores del traductor es valorar cuál sería la decisión más adecuada a la hora de expresar el mensaje original en el idioma de destino, entre sus tareas no se incluye necesariamente la interpretación simultánea, la cual es prima —pero no hermana— de la traducción. Es cierto que en España el grado universitario es Traducción e Interpretación, pero son dos conceptos distintos, aunque muy complementarios; motivo por el que se estudian de forma conjunta, para que luego sea el propio estudiante quien decida si orientarse en mayor medida a la traducción, a la interpretación o a ofrecer ambos servicios en su futuro profesional.  El servicio de interpretación de Voze es un claro ejemplo de cómo la interpretación puede quedar integrada en empresas que también ofrecen, paralelamente a este servicio, los propios de la traducción. A continuación, explicamos las claves necesarias que permitirán, de una forma ya definitiva, esclarecer la confusión que hay en torno a estos dos términos y servicios.

Diferencias entre traducir e interpretar ¿En qué se parecen?

Para aclarar estos dos conceptos, lo mejor es ver sus diferencias estableciendo similitudes y contrastando diferencias:

En ambos casos, el mensaje que un emisor transmite a un destinatario es convertido de un idioma a otro por un intermediario, que es el traductor o el intérprete; ambos dos, profesionales que van a permitir que el mensaje llegue correctamente al destinatario. Aparte de la labor de traducción e interpretación literal, hay una labor también algo más subjetiva, que dependerá parcialmente del criterio del profesional.

A menudo, en los procesos de conversión de una lengua a otra, no es posible traducir e interpretar palabra por palabra, ya que ello puede incurrir en que se pierda, en el idioma de destino, el sentido completo de aquello que expresa el emisor. Tanto el traductor como el intérprete ha de ser una persona cualificada, que acredite sus competencias en ambos idiomas. Es necesario que haya un dominio de las lenguas de las que, y a las que, se traduce e interpreta. Además, también es muy importante que haya un cierto conocimiento de la idiosincrasia de la sociedad del idioma de destino; algo clave, por ejemplo, a la hora de pasar de un idioma a otro los juegos de palabras, los chistes, las bromas...

Es, sobre todo, con los primeros, con los juegos de palabras, que el traductor o intérprete necesita recurrir rápidamente a su propio ingenio para reemplazar la gracia del juego de la lengua de origen, logrando así transmitirla a la lengua de destino. Por último, otra semejanza más es el conocimiento sobre el tema al que pertenece el mensaje a transmitir. Es importante que los traductores e intérpretes cuenten con vocabulario técnico, que sepan manejarse en el registro lingüístico adecuado (coloquial, estándar, culto), adaptar el mensaje al público generacional al que se dirige, etc.

¿En qué se distinguen?

Seguidamente, citamos tres diferencias bastante notables que van a permitir rápidamente distinguir ambos servicios: 1.) La labor de traducción se centra más bien en el texto escrito. Lo habitual es convertir el idioma de un documento, el cual puede estar impreso o, por el contrario, disponible digitalmente. De hecho, hoy día, los traductores también desarrollan encargos de traducción de páginas web. En cambio, la interpretación se centra en la lengua oral. Lo más habitual es que el intérprete realice un servicio de interpretación simultánea, de forma que el mensaje se traduce a medida que el emisor lo transmite, conforme habla.

2.) No es conveniente comparar la dificultad de la traducción con la de la interpretación, ya que ambas dos tienen sus complicaciones, pero la interpretación sí presenta un obstáculo que, en el caso de la traducción, es más fácil subsanar: el intérprete realiza una traducción en vivo y en directo, a la vez que el emisor, con lo que los fallos cometidos son más complicados de rectificar, y su solvencia supondría sobrepasarse del tiempo de duración de la conferencia, discurso... que se esté interpretando. 3.) En relación al punto anterior, los traductores disponen de material auxiliar que consultar en caso de dudas. El intérprete, por el contrario, no suele disponer de diccionarios. Al contrario, ha de confiar en sus dotes y en su conocimiento de la lengua para ser capaz de pasar el discurso oral al idioma de destino a la vez que el emisor, sin poder entretenerse en localizar el término más adecuado en un diccionario.