"La situación del asturiano es difícil
pero no dramática"
Jessica M. Puga, El Comercio'Un paseo por el planeta de las 5.000 lenguas'. Fue la propuesta hecha ayer por el lingüista y profesor de la Universidad de Oviedo Ramón de Andrés (Madrid, 1959) durante su conferencia sobre la diversidad lingüística en el Ateneo Obrero de Gijón. Durante el acto, puesto en marcha por la Asociación Ástura -dedicada a la promoción y defensa de la lengua y cultura asturianas-, el experto explicó el fenómeno de la diversidad de lenguas a nivel mundial y la evolución de éstas hasta nuestros días, dibujando así nuestro mapa lingüístico actual.Bajo estas premisas y para hablar de su evolución, De Andrés se remontó a la época de la primacía del latín en Europa para explicar el origen del francés, el castellano, el catalán y el asturiano, tal y como hoy los conocemos. «Por eso, el asturiano está más emparentado con el nepalí por pertenecer a su misma familia que con el vasco o el chino». Se centró en el caso vasco como paradigma lingüístico. «Tuvo que tener lenguas hermanas en Eurasia, pero no se conservan. No está datado su origen aunque se sabe que tiene que ser antiguo», expuso De Andrés. Por todas estas peculiaridades, cuando se habla de lenguas o dialectos en términos lingüísticos no influye el número de hablantes que tienen o su historia, sino sus características internas.A día de hoy, pese a que obtener un recuento fehaciente del número actual de lenguas vivas parece imposible, el lingüista calcula que en el mundo existen unas 5.000 y señaló que muchas otras se van perdiendo por desuso. «En los políticos, con sus legislaciones, y en la sociedad está la pervivencia o no de las lenguas actuales», explicó De Andrés para quien el caso del aragonés, cercano a su desaparición pese a sus 10.000 hablantes, sirve de ejemplo práctico. Por eso, «la situación del asturiano es complicada pero no dramática, que siga así o incluso mejore en el futuro depende de la convicción social y política», indicó.Para él, cada lengua es un producto peculiar del talento humano y, como resultado de su expansión y evolución, no deben confundirse con los territorios políticos. «Por eso existe el gallego-asturiano, sin ir más lejos», apuntó.