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La riqueza del artículo neutro lo

15/11/2010

La VanguardiaEl artículo neutro lo es una riqueza que el castellano ha sabido aprovechar. Al darle categoría gramatical, el hablante ha echado mano de él sin miedo y sin prejuicios, con lo que su empleo en las más variopintas construcciones ha aumentado a lo largo de los siglos.Sin ir más lejos, para su descripción, el lo referencial o individuativo necesita cuatro páginas del manual de la Nueva gramática de la lengua española. Para resumir ese apartado completo, un par de ejemplos: «Al acabar, repetirá lo más interesante de la conferencia»; «Lo que come es fruto de su trabajo». El otro uso más frecuente y extendido es el enfático, bien seguido de adjetivo («lo felices que son»), bien de adverbio («lo rápido que corren»).Pero hay muchos más. El artículo neutro lo puede formar una locución adverbial al situarse después de una preposición: «a lo bruto». Y también tiene uso atributivo o apositivo cuando precede a la preposición de seguida de una subordinada sustantiva. Que no se asuste el lector: esta descripción gramaticalmente tan compleja tiene, en cambio, un uso absolutamente vivo entre los hablantes. Para muestra un botón: «Lo de que no venga no es una buena noticia».En catalán, este lo neutro no tiene la bendición del Institut d'Estudis Catalans y, en cambio, está vivo entre los hablantes. (También existe el lo como artículo determinado masculino en el catalán occidental: «Lo riu és vida»; pero ese lo no tiene nada que ver con el otro.)Ante esa sana vitalidad que viene de antiguo, gramáticos notables han reivindicado la necesidad de normativizar algunos de sus usos, desmintiendo que sea necesariamente un castellanismo. La paradoja reside en que, mientras el catalán coloquial emplea el lo contra lo que dice el IEC, en castellano el artículo neutro retrocede por culpa del inglés.Así lo percibe la lectora Herme Bartoll, que residió algunos años en Londres y que ahora ve, en el castellano de los medios de comunicación, construcciones y palabras que le recuerdan esa lengua. La lectora así lo explica: «Llaman la atención palabras como empleabilidad (¿no será potencial para encontrar empleo o trabajo?), especificidad, sincronicidad... Yo creía que en castellano existía el lo neutro: lo instantáneo, lo inmediato, etcétera. Parece como si, volviendo al inglés, buscáramos el final -bility».Es lo que sucede en este mundo globalizado, donde cada vez aprendemos más idiomas y los contaminamos los unos con los otros. Lo que no tiene por qué ser malo.