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López Morales relata la fascinante
aventura del idioma

16/10/2010

El PaísNació en La Habana el mismo año que en España empezó la Guerra Civil, estudió en Estados Unidos, vivió 24 años en Puerto Rico y, desde 1994, reside en Madrid, aunque esto último es un decir, porque la biografía de Humberto López Morales es una sucesión de viajes en busca del rastro y del futuro del español. De ahí que no resulte extraño que la concesión del II Premio de Ensayo Isabel Polanco lo sorprendiera de viaje, en la ciudad de Nueva York, y presentando el Diccionario de americanismos. «Tiene 70.000 entradas», presume con pasión López Morales; no en vano a él -secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Españolas- le correspondió la coordinación de tan vasta obra.Se le escucha feliz sin disimulo a través del teléfono. Que su obra La andadura del español por el mundo recibiera el galardón de forma unánime le llena de satisfacción. «Es una obra rigurosamente técnica», explica, «aunque claramente dirigida al público. Y es un intento de subrayar los hitos más importantes del desarrollo del español desde Alfonso X El Sabio, cuando el idioma ya empieza a cobrar una cierta personalidad específica, pasando por supuesto por el periodo extremadamente rico y maravilloso de los Reyes Católicos y por cómo, en los siglos XV y XVI, se va convirtiendo en la lengua literaria por excelencia... Y por supuesto el libro habla del vigor que adquiere el español cuando atraviesa el Atlántico.Ahí vuelve a comenzar otra etapa nueva desde los orígenes: otra vez la infancia de la lengua y por supuesto de la cultura hispánica en América... «¿Sabía usted que tras las guerras de independencia algunos autores propusieron incluso que se cambiase la lengua oficial dentro del mundo hispanoamericano por el francés? ¡Qué desacierto hubiese sido! Menos mal que los americanos de entonces fueron sensatos y dijeron que no».A lo largo de sus viajes por el mundo, López Morales no solo ha constatado que el español goza de buena salud y crece sin parar, sino que hay viejas palabras que se resisten a recibir la extremaunción: «Le quiero contar uno de los momentos que más me emocionaron. Al llegar a Puerto Rico encontré una palabra que en el siglo XIII era de uso común entre la clerecía. La palabra credenza. Me emocionó que la gente utilizara con toda normalidad una palabra que en el siglo XIII era relativamente común entre la clerecía. Credenza era un mueble de sacristía donde los sacerdotes guardaban sus ropas de misa. Esa palabra ha desaparecido totalmente en España y ya ni siquiera los clérigos saben lo que significa, pero en un pedazo de América seguía teniendo fuerza. Me quedé realmente muerto, emocionado».Si eso le sucedió en Puerto Rico, en Filipinas le esperaba una sorpresa mayor. «El director del Instituto Cervantes me contó que es tanta la demanda para aprender español, que están desbordados. Y no solo han tenido que doblar los turnos sino que han tenido que alquilar un 70% de las aulas de la Alianza Francesa para enseñar español. Muy pocos quieren aprender francés y muchos español. Tenga en cuenta que en 2050 el español va a ser la lengua más hablada en Estados Unidos. ¡Quién iba a sospechar eso hace tan solo 15 años!». A la pregunta de cómo las nuevas tecnologías van a influir en el idioma, López Morales es tajante: «Lo que hacen los nuevos soportes es ayudar al español y extenderlo».