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Gabo vende más a un año de su muerte

15/04/2015
Sonia Sierra

Tras su fallecimiento en 2014, la venta de  los libros de García Márquez se incrementó en más de 40%

 

 

Tras la muerte del escritor colombiano Gabriel García Márquez, el 17 de abril de 2014, se han vendido más de 450 mil ejemplares de sus libros, reporta la editorial Planeta, dueña del sello Diana, que tiene todos los derechos de venta de los libros del escritor para México, Centroamérica y el Caribe.

Después de que murió, las ventas se incrementaron 43%, de acuerdo con la editorial; un incremento que, aseguran, se dio en los 25 títulos del fondo, no sólo para los que por tradición han sido los más vendidos de su obra: Cien años de soledad, en primer lugar, seguido por El amor en los tiempos del cólera, Crónica de una muerte anunciada, Del amor y otros demonios y Memoria de mis putas tristes.

Las cifras de venta en librerías Gandhi reflejan también ese incremento en México: en los tres meses posteriores al deceso del narrador y periodista, la compra de sus libros subió 45%.

En diciembre de 2014, Planeta renovó el contrato de derechos con la Agencia Literaria Carmen Balcells, con lo cual tiene la obra íntegra de García Márquez para México, Centroamérica y Caribe, detalla Myriam Vidriales, directora de Comunicación y Marketing.

Son 25 libros de novelas, cuentos, obra periodística, discursos y memorias. Diana, desde 1986 publicó sus obras en México; en 2005 este sello fue adquirido por Planeta. En los demás países de lengua española, los derechos son del grupo editorial Penguin Random House.

En las librerías Gandhi, explica Alberto Achar, gerente de Mercadotecnia, los libros más vendidos del escritor son, “por mucho”, Cien años de soledad, y luego El amor en los tiempos del cólera, Crónica de una muerte anunciada, Del amor y otros demonios, 12 cuentos peregrinos y Relato de un náufrago. Las ventas de estos libros siempre repuntan en temporada escolar.

Cien años de soledad es un long seller, un libro que está en reimpresión permanente, comenta Vidriales, aunque no proporciona el desglose de cifras. Comparado con otros escritores, explica, García Márquez “es uno de los primerísimos sin ninguna duda. Un gran best seller mexicano tiene un tiraje inicial de 30 o 40 mil ejemplares, y esa ya es una gran apuesta; García Márquez es un fenómeno”.

Se trata de un autor “especial”, reconoce Achar, un escritor que a lo largo del tiempo se vende y cuyo nivel de ventas es comparable a los de José Saramago. Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Jorge Ibargüengoitia.

Con el fin de promocionar sus libros, Planeta hizo una edición especial trade (comercial), así como de bolsillo de todos los títulos, con portadas nuevas; y varias ediciones especiales de pasta dura; todos los textos, además, están disponibles en edición electrónica.

Acerca de si hay una novela inédita por publicar, Vidriales lo niega. “Si hubiera cualquier novedad se tendría que ver con la agencia Balcells”.

Preguntas a su obra. García Márquez y el cine, García Márquez y la música, y la medicina, y la justicia, y la oralidad, y el poder político y la cultura wayuu o la renovación de géneros en sus libros son temas de estudio de académicos e investigadores en Colombia.

El editor y escritor Conrado Zuluaga, autor de Gabriel García Márquez. El vicio incurable de contar, cuenta en entrevista desde Colombia que trabaja desde hace cuatro años con la investigadora alemana Margret de Oliveira Castro (autora de La lengua ladina de García Márquez) en un libro acerca de cómo usó el lenguaje el escritor.

“A uno le dicen que él tenía una obsesión por los diccionarios, por el manejo de la palabra exacta, pero nadie dice cómo unía esas palabras. Uno no saca 80 palabras raras de un diccionario y arma una novela. Estamos haciendo ese trabajo: ¿cómo es que él armaba el texto? ¿cómo pegaba las frases? García Márquez lo que hacía es que incorporaba palabras arcaicas, mayas, quechuas, nahuas, y americanismos, neologismos, y las metía en el sitio preciso y a uno no le desentonan”.

Zuluaga, quien es cofundador y codirector con el profesor Andrés Lema-Hincapié del Proyecto Gabriel García Márquez de la Universidad de Colorado en Denver, recuerda: “Él decía que usaba los diccionarios pero que a él el lenguaje que le importaba era el que hablaba la gente, hablaba de la lucha del escritor con el lenguaje en América Latina porque cambia cada 50 kilómetros. Decía, por ejemplo, cómo el guayabo se llama resaca o cruda en distintas partes; tiene tantos nombres como regiones el continente”.

El estudio se basa en todas las obras literarias, no en la periodística. Acerca de los avances, Zuluaga acota: “Es que uno no puede llegar hasta el final, porque es llegar a cómo concibió él la narración, es decir llegar al meollo de la narración, eso es irreductible. Pero uno sí puede percibir cómo hay ciertas palabras que él prefería, hay otras que no le gustaban, que conocía pero que las dejaba de lado”.

Esa forma de construcción, agrega el profesor de literatura, es algo que está presente en todos los libros del escritor, que fue un proceso de aprendizaje que le tomó toda la vida, en parte por sus lecturas, en parte por una búsqueda consciente de todas esas palabras.

Se planea que el libro se publique en 2016: “Será como una especie de léxico de la obra de García Márquez. He pensado que se puede llamar ‘El cómo de las palabras’, con un subtítulo que debe decir algo como ‘Su uso en la obra de Gabriel García Márquez’”.

Acerca del Proyecto Gabriel García Márquez de la Universidad de Colorado, Zuluaga dice: “El propósito y por lo que estamos trabajando —en un par de meses saldrá la página web— es promover la obra de García Márquez, no vamos a editar sus libros. Es promover su lectura y divulgar las cosas buenas en torno a ella”.

Otros estudios. La investigadora Luz Mary Giraldo, quien en la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, dictó cursos sobre la obra del premio Nobel, destaca estudios sobre García Márquez como el del ensayista venezolano Carlos Pacheco (fallecido), desde lo que llamó “la comarca oral”. Giraldo, en particular, estudia “la forma renovadora que se da entre una obra y otra, tanto como para que después de consagrar el mundo mítico se aventurara a revitalizar el relato en la nueva novela histórica, en las diversas perspectivas de ciudad y en la captación del escepticismo contemporáneo”.