twitter account

Filólogos discrepan sobre si la jerga joven empobrece o enriquece el español

06/04/2008

 

EFEFilólogos discrepan sobre si la jerga joven empobrece o enriquece el españolUna veintena de filólogos, profesores universitarios y guionistas, entre otros profesionales, van a analizar en San Millán de la Cogolla (La Rioja) el lenguaje de los jóvenes y si su jerga empobrece o enriquece a la lengua española.Ese es el objetivo del seminario internacional «El español de los jóvenes», que inaugurará el próximo miércoles 9 de abril la Princesa de Asturias, doña Letizia Ortiz.A lo largo de tres días los especialistas «reclutados» por la Fundación del Español Urgente Fundéu BBVA van a tratar de obtener una conclusión en un tema abierto a la controversia entre dos posturas muy marcadas: la defensa de «lo joven», como estilo también para hablar y escribir, o el tópico de que cualquier tiempo pasado fue mejor.La profesora de Lengua Española de la Universidad Complutense Ana María Vigara está más cerca de la primera de esas opiniones, porque «los jóvenes son capaces de usar a la vez el lenguaje estándar y el suyo propio» y «las jergas juveniles han existido siempre y no son un signo de pobreza de lenguaje, los jóvenes construyen sinónimos».La autora del libro «Cultura y estilo de los niños bien: radiografía del lenguaje pijo» (2002) admite que «los jóvenes abandonan su forma de hablar cuando se hacen adultos», pero «a veces sus expresiones llegan a la lengua general que utilizamos todos» y pone como ejemplo el verbo «ligar» o la expresión «estar out«.Francisco Reyes acudirá al seminario con un punto de vista basado en una experiencia «multidisciplinar» con jóvenes, ya que es músico de hip-hop, pinta grafitis y enseña en la Universidad Complutense.El lenguaje juvenil está marcado por «falta de vocabulario y las faltas de ortografía al escribir», lo que revela «una incultura cada vez mayor por el sistema educativo que han tenido», dice.Reyes achaca a las nuevas tecnologías, «sobre todo al messenger y a los mensajes de móvil» el «embrutecimiento» en la forma de hablar y escribir de los jóvenes, «que tienen ahora más información al alcance de la mano que nunca, pero están más desinformados que antes».«Lo malo es que la tendencia va a peor; ya hay licenciados que escriben con faltas», advierte Reyes.En un punto medio entre ambos se encuentra Ricard Morant, profesor del Lingüística de la Universidad de Valencia, quien considera que «los jóvenes no hablan ni mejor ni peor, usan un registro diferente» porque «viven un contexto diferente».De hecho, incide, «aunque creamos que los jóvenes no tienen la misma riqueza léxica que los adultos, hay campos, como el de la informática, en el que, en general, tienen más vocabulario».El catedrático de Lingüística Inglesa de la Universidad de Alicante, Félix Rodríguez, por su parte, considera que la «pobreza del lenguaje es general, no sólo de los jóvenes» debido a que «la cultura audiovisual se ha impuesto sobre la escritura y el habla».«Eso les hace más daño a los jóvenes, pero también es cierto que ellos aplican más imaginación y creatividad al lenguaje, sobre todo a nivel coloquial, y son capaces de encontrar palabras concretas para cada contexto», explica.Subraya que, «si hablamos de cómo usa el lenguaje la juventud, no podemos pensar que la situación es blanca o negra, sino gris».Uno de los defectos que achacan algunos especialistas al habla de los jóvenes es la falta de vocabulario. Para paliarlo, han surgido diferentes iniciativas, entre ellas, un juego para vídeo-consolas sobre palabras, que en español ha sido realizado por el profesor de la Universidad de Málaga Antonio Moreno.Este filólogo es partidario de aprovechar el «doble filo» de las nuevas tecnologías para el lenguaje, ya que «por un lado lo pervierten, es cierto, pero por otro, ahora tenemos recursos para mejorar su uso».«Hay que darle la vuelta a lo que en parte ha creado el problema, las nuevas tecnologías, hay que investigar cómo aprovecharlas en este campo», insiste Moreno, quien defiende que «nuestros jóvenes no hablan peor que cómo lo hicimos nosotros, pero sí escriben peor».