Festival Eñe: literatura
iberoamericana se da cita en Montevideo
La literatura primero que nada es lenguaje. El artista que es escritor hace de éste su materia, lo explora, lo moldea, lo domina, y lo regenera. La palabra es el principio. Luego viene la escritura. Y después la mezcla y la dialéctica: la literatura se convierte en cultura, en memoria, en registro, en diálogo y en presencia. Los Festivales de Literatura son las grandes fiestas de la palabra. Y si de español se trata, la Revista Eñe, de España, decidió crear un festival en Madrid, y ahora da el salto continental con la primera edición del Festival Eñe América, en Montevideo, Uruguay.«Nuestra idea es seguir la ideología de la revista que es unir a todos los que hablamos pensamos y leemos la misma lengua. Latinoamérica es la gran opción de la cultura en español y cualquier lazo de colaboración que se establezca entre autores, instituciones y empresas culturales, a un lado y otro del Atlántico, es una manera de incrementar el éxito de los proyectos», dice en entrevista desde Montevideo, Alberto Anaut, editor de Revista Eñe y director de La Fábrica, empresa co-organizadora del Festival Eñe América que comenzó hoy y durará hasta el sábado.La Revista Eñe nació hace cinco años. Luego vino el Festival que es «una forma de poner realidad al papel», dice el gestor cultural Anaut. Tras el éxito del Festival madrileño no se lo pensaron dos veces y decidieron dar el salto a América. La idea de hacerlo en Montevideo surgió de forma natural por su tipo de escala (no es una megalópolis como Ciudad de México o Buenos Aires) pero además por su gran tradición literaria.La primera edición de este Festival tendrá una duración de cuatro días con una mezcla interesante de disciplinas y la organización de actos entretenidos en los participarán alrededor de 150 autores de lo más representativo en español: de Mauricio Rosencof a Ricardo Piglia, de Edmundo Paz Soldán a Agustín Fernández Mallo.El Festival tiene gran importancia no sólo porque en un futuro podría llegar a ser el gran Festival de Iberoamérica, sino también porque es muestra de que así como el mundo editorial es uno de los más boyantes y la producción de libros llega a cifras como nunca antes en la historia, la palabra ha dejado de depender de su soporte moderno: el papel, para permitir la intercomunicación entre los países que hablan el español.«No nos preocupan tanto los nombres individuales sino la mezcla. No queríamos un festival con estrellas ni sin estrellas. Queríamos incluir música, cine y otras disciplinas. Nuestra expectativa es llegar al público. Queremos que la gente se emocione, se divierta, se instruya con las charlas y conferencias, que se contamine de todo esto y también los escritores.«Deseamos hacer un festival que cuaje, no un congreso de escritores, sino donde los lectores dinamicen el festival. Nosotros creemos que la cultura es divertida. No sabemos cuál es la fórmula, pero se tiene que producir un milagro», apuntó el editor y gestor cultural.La Poesía toma mucha importancia en el Festival, habrá un gran ciclo que se va a hacer en el Teatro Solís 40 con poetas. A diferencia del Festival de Madrid que se realiza en un sólo lugar (el Círculo de Bellas Artes de Madrid) éste ocupa más espacios y eso lo convierte en un Festival más urbano.