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El sexo y la lengua en Guadalajara

06/12/2008

José Ramón Peña, EFEPor qué un español "coge" el avión y un mexicano nunca lo haría, o cómo ha de gemir un hispanohablante para no confundir a su amante, fueron algunos de los apuntes didácticos de la charla "El sexo en la lengua", celebrada hoy en la XXII Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL)."¿Con cuantos 'testículos' escribimos?", preguntó la escritora argentina Luisa Valenzuela al juvenil auditorio (la media de edad rondaba los 20).La autora dedicó su reflexión a la pérdida del simbolismo de algunas palabras con connotaciones sexuales: para ella, ser "boludo" (tonto) en Buenos Aires perdió el encanto.No faltaron en la charla los tabúes del español en los distintos países: así, en Argentina, reseñó Valenzuela, no son aconsejables términos como "concha" (vagina) o "tortillera" (lesbiana).En cambio, en México la primera es hallada en las rocas junto a la orilla del mar, sin posibilidad de goce sexual alguno, y la segunda es una persona que desempeña el noble oficio de fabricar tortillas (tortas) de maíz y harina.Mexicanos y argentinos comparten algo que les diferencia de los españoles: toman el tren, el taxi y el teléfono, pero no lo "cogen". Lo que en España es acción de agarrar o asir, en México y Argentina se entiende como realizar el acto sexual.Según Concepción Company, integrante de la Academia Mexicana de la Lengua, en algunos documentos del final de la Colonia en México ya puede verse el cambio de significado."Que más hombres la cogieron, que indios bárbaros murieron cuando conquistó Cortés", rezaba un texto de la Inquisición sobre una prostituta, presentado por la académica como ejemplo.Company criticó también que haya "malqueridas" y "malcogidas", pero que no existan sus antónimos ni sus equivalentes masculinos.