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El lenguaje seductor del abanico

15/08/2022
Alberto Fiz y Ramón Pérez

La seducción en el siglo XIX

Empieza la cuenta atrás para que dé comienzo la primera Feria de Málaga pospandemia. De la mano, lo acompaña el tradicional abanico que refresca las horas más calurosas del día y que sirve como atuendo indispensable.

Este objeto se trataba, además, de la perfecta arma de seducción en el pasado milenio. Nacer mujer en el siglo XIX suponía estar más controlada y limitada y, por ello, el abanico permitía expresar los deseos y sentimientos de las féminas con un simple movimiento de muñeca. Este complemento permitía la capacidad de expresión de las solteras y casadas a la hora de comunicar sus intereses sentimentales. De hecho, hay una disciplina que estudia la terminología del abanico: la campiología.

La sutileza de los movimientos es la clave de este lenguaje. Las mujeres eran las que se comunicaban de esta forma y los hombres los que tenían que entender todo. Era un lenguaje de seducción, tanto como para mostrar interés como para rechazar pretendientes. La comunicación era exclusiva entre los dos y por eso los gestos debían ser discretos y sutiles. Las posturas no significaban exactamente lo mismo para todo el mundo, pero lo principal era la complicidad que se establecía entre los interlocutores. Enumeramos aquí algunas de las posturas más reconocidas y sus significados:

«Me gustas»

Abanicarse rápidamente

«Quiero verte»

Apoyar el abanico cerrado encima del ojo

«Sígueme»

Asomar los ojos por encima del abanico abierto

«Tengo celos»

Golpearse la muñeca izquierda con el abanico cerrado

«Estoy comprometida»

Abanicarse el pecho con la mano izquierda

«Me has conquistado»

Sostener el abanico cerrado con la mano derecha

«Tenemos que hablar»

Pasar lentamente el dedo por las varillas del abanico

«Sí»

Apoyar el abanico sobre la mejilla derecha

«Me gustas»

Abanicarse rápidamente

«Quiero verte»

Apoyar el abanico cerrado encima del ojo

«Sígueme»

Asomar los ojos por encima del abanico abierto

«Tengo celos»

Golpearse la muñeca izquierda con el abanico cerrado

«Estoy comprometida»

Abanicarse el pecho con la mano izquierda

«Me has conquistado»

Sostener el abanico cerrado con la mano derecha

«Tenemos que hablar»

Pasar lentamente el dedo por las varillas del abanico

«Sí»

Apoyar el abanico sobre la mejilla derecha

«No»

Apoyar el abanico sobre la mejilla izquierda

«Bésame»

Apoyar el abanico en los labios

«Déjame en paz»

Apoyar el abanico en la oreja izquierda

«Me gustas»

Abanicarse rápidamente

«Quiero verte»

Apoyar el abanico cerrado encima del ojo

«Sígueme»

Asomar los ojos por encima del abanico abierto

«Tengo celos»

Golpearse la muñeca izquierda con el abanico cerrado

«Estoy comprometida»

Abanicarse el pecho con la mano izquierda

«Me has conquistado»

Sostener el abanico cerrado con la mano derecha

«Tenemos que hablar»

Pasar lentamente el dedo por las varillas del abanico

«Sí»

Apoyar el abanico sobre la mejilla derecha

«No»

Apoyar el abanico sobre la mejilla izquierda

«Bésame»

Apoyar el abanico en los labios

«Déjame en paz»

Apoyar el abanico en la oreja izquierda

«No me gustas»

Taparse el sol con el abanico