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El lenguaje que utilizamos cuando escribimos sobre el aborto

09/05/2022
Sarah Schweppe

Mujeres salvadoreñas marchan en favor de la despenalización del aborto en El Salvador. EFE/Rodrigo Sura

En Estados Unidos, un borrador de opinión filtrado del Tribunal Supremo ha mostrado que los jueces conservadores están considerando la posibilidad de anular el caso Roe contra Wade, la decisión de 1973 que reconoció el derecho constitucional al aborto. Aunque no se trata de la sentencia definitiva, que en principio se esperaba para los próximos dos meses, ha provocado una fuerte reacción pública y nos ha llevado a compartir su nuestra forma de escribir sobre el aborto.

Como siempre, nuestro objetivo es escribir sobre lo que ha sido durante mucho tiempo un tema muy politizado con el lenguaje más directo. Por eso decimos “defensor del derecho al aborto” en lugar de “proelección”, y a la inversa, “antiaborto” en lugar de “provida”. Utilizamos los términos científicos para hablar del embarazo en general: “embrión” para las primeras siete semanas de desarrollo humano y “feto” a partir de la octava semana de embarazo.

Intentamos contextualizar la tendencia de las restricciones al aborto y describir cómo términos como los proyectos de ley de “latidos del corazón” son engañosos. Los legisladores que están detrás de estos proyectos de ley dicen que quieren impedir el aborto tan pronto como se pueda detectar un “latido”, alrededor de las seis semanas (dos semanas después de la primera falta de menstruación de una persona embarazada). Pero lo que se mide en torno a las seis semanas se describe más exactamente como actividad eléctrica, ya que las válvulas cardíacas del feto aún no están formadas. Solo utilizamos ese término entre comillas.

“Aborto tardío” tampoco se basa en la medicina, y puede implicar que una persona aborta cuando está cerca o a término. Los abortos después de las 21 semanas de gestación son raros y pueden llamarse “abortos tardíos”. En relación con esto, “anticoncepción de emergencia” es un término más exacto para la anticoncepción utilizada después de una relación sexual sin protección que la “píldora del día después”, que es un nombre un poco erróneo porque no hay que esperar hasta la mañana siguiente y se puede tomar hasta cinco días después del sexo.

Y, por último, utilizamos un lenguaje neutro en cuanto al género para ser precisos e incluir a la población afectada por el acceso al aborto. Todos entendemos que el aborto es histórica y políticamente una cuestión de derechos de la mujer. Nadie dice que no se pueda usar nunca la palabra “mujer”. Simplemente vamos a escribir “personas embarazadas” cuando hablemos de personas embarazadas.