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El lenguaje huracanado de las tormentas tropicales

22/09/2005

Luz Nereida Pérezwww.claridadpuertorico.comEn estos días de intensa discusión, sorpresa, perplejidad, acusaciones, resentimientos, angustias y largos dimes y diretes por los devastadores efectos del huracán Katrina en la ciudad de Nueva Orleáns, en el estado de Luisiana en EUA, también han surgido debates lingüísticos en nuestro lar por los usos de los términos evacuado y refugiado. Y naturalmente, como todo en el país se politiza y se contempla desde la perspectiva de la agonía secular de nuestra condición política y económica colonial, alias estatus, se intensifican el bien decir y el mal decir, las actitudes sensatas y las demagogias absurdas en torno a la discusión sobre el manejo del léxico relacionado con la situación de Luisiana. Aportemos con la sensatez del indagar y citar a las fuentes léxicas para aportar un tanto a la disipación —o tal vez “disi-pasión”— de la polémica.El Diccionario de uso del español actual Clave indica que el sustantivo refugio —del latín refugium— aplica al “lugar que sirve para protegerse de algún peligro” e igualmente codifica lo que modernamente entenderíamos como refugio atómico o nuclear: “espacio habitable que está protegido contra los efectos de una explosión nuclear y de las radiaciones que puede originar”. En cuanto al sustantivo refugiado, este Diccionario le define como “persona que busca refugio (en el sentido de “acogida o amparo”) fuera de su país de origen, generalmente porque huye de una guerra, de una catástrofe o de una persecución política”. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) —edición 2001— coincide con el Clave en cuanto a que la búsqueda de protección se lleva a cabo fuera del país, aunque excluye la mención de la motivación por catástrofe y sí añade la motivación por revoluciones políticas: “persona que, a consecuencia de guerras, revoluciones o persecuciones políticas, se ve obligada a buscar refugio fuera de su país”.Resulta interesante observar que al final del inciso dedicado a la codificación del sustantivo refugiado, el Diccionario Clave alerta sobre la necesidad de que los hispanohablantes distingamos este vocablo de la voz exiliado, la cual define como “expulsado de su país de origen, generalmente por motivos políticos”. Palabra basada a su vez en el verbo exiliar, aplicable a “expulsar de un territorio” y a “abandonar la patria, generalmente por motivos políticos”, por lo que son exiliados también quienes abandonan su patria por motivos políticos y no sólo quienes son expulsados. Manuel Seco comenta en su Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española que el verbo exiliar se conjuga en cuanto al acento como cambiar y que no debe usarse “exilar” por “exiliar”, puesto que el verbo se forma sobre el nombre “exilio”. Lo mismo hay que decir del participio, frecuentemente sustantivado, “exilado” por “exiliado”. Sin embargo, el DRAE 2001 acoge en sus páginas tanto exiliar y exiliado como exilar y exilado, aunque la Academia favorece el uso de las primeras.En cuanto a la codificación y uso del verbo evacuar, el DRAE le define como “desocupar o desalojar un lugar”, “hacer salir a una persona de un lugar, generalmente para evitar algún daño”, entre otros significados y Manuel Seco aporta al manejo del verbo en su citada obra cuando afirma que: Se conjuga en cuanto al acento, como averiguar. Es errónea la acentuación “evacúa”, “evacúe”, etc., que se oye con frecuencia: lo normal es “evacua”, “evacue”. No obstante, esa acentuación es aceptada en la norma culta de algunos países hispanoamericanos. Aunque el Diccionario Clave no codifica en su acervo léxico al sustantivo —y a su vez participio de verbo— evacuado, la Academia sí es clara en su codificación como “que ha sido obligado a abandonar un lugar por razones militares, políticas, sanitarias, etc.”Retornando a la discusión de si los reubicados con posterioridad a la huracanada tragedia estadounidense son refugiados o evacuados, concluimos que aunque estas personas fueron trasladadas para su protección y alojo a lugares fuera de sus hogares, denominados refugios, no son propiamente refugiados, sino evacuados. Es el uso y costumbre lo que establece la norma de corrección entre los hablantes, que a su vez acogerán en su momento los diccionarios de lengua española. Este uso y costumbre establece que aunque fueron ubicados en refugios, son evacuados y no, refugiados porque no fueron sacados del país. Ahora bien, aquéllos de ellos y ellas que fuesen enviados a Puerto Rico a los terrenos de la otrora base naval Roosevelt Roads, una vez sean trasladados de Luisiana a Puerto Rico, definitivamente dejarían de denominarse evacuados para recibir el nombre de refugiados.