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EE. UU.: inmigrantes atrapados en su propia lengua

09/02/2008

Claudia Torrens, El Diario (NY)En las salas de la Corte Criminal y Superior de Queens se oye cada día español, chino, francés y ruso, entre muchas otras lenguas. Para los jueces, abogados y fiscales que trabajan allí esto es algo normal, un testimonio de la diversidad de un condado que se compara a menudo con unas pequeñas Naciones Unidas.Pero hay algo para lo que las cortes de Nueva York no están preparadas: el guaraní, quechua, quiché, mixteco, chinanteco o tzeltal...Las personas provenientes de Latinoamérica que hablan estas lenguas indígenas y dominan poco el español se encuentran indefensos en un sistema que muchas veces no les entiende y donde no se pueden expresar. Según varios empleados estatales, estos casos son más frecuentes ahora que antes y a veces generan problemas que afectan tanto al presupuesto del estado como a la inmediatez en resolver los casos. Las cortes de la ciudad pierden horas intentando conseguir intérpretes o personas que hablen antiguos dialectos mayas o lenguas amerindias para ayudar a traducir a un testigo o acusado que no habla otra lengua y tiene un español defectuoso. En muchos casos, el proceso judicial se ralentiza, dicen abogados e intérpretes.María-Helena Alemán es una intérprete en la Corte Superior de Queens que ayuda a hispanos que no hablan inglés. Pero esta ecuatoriana se encontró esta semana con un acusado que sólo habla tzeltal.Alemán dijo que el caso no avanza porque ni ella ni el abogado entienden lo que dice el inmigrante, un mexicano de la zona de Chiapas. El teztal es una lengua maya que se habla sobretodo en ese estado.“La corte trató de buscar intérpretes pero no es fácil”, dijo Alemán, que lleva 11 años ejerciendo su profesión. “El abogado va a buscar opciones porque él no le entiende y las opciones son encontrar a alguien que le entienda”. Tomás Sapón, un guatemalteco de Nueva Jersey, está viviendo el proceso de deportación de Santiago Pacheco, un pariente suyo que habla quiché.“Nos dieron un intérprete pero sólo habla español. No habla quiché”, dijo Sapón. “Más o menos nos hemos entendido pero Santiago no entiende algunas palabras en español. No lo habla correctamente”.Sandra Bryan, Coordinadora de Servicios de Interpretación Jurídica en la Oficina de Administración de los Tribunales del estado de Nueva York, a menudo vive una experiencia similar.Hace dos años Bryan tuvo que buscar a un intérprete de chinanteco, un dialecto que se habla sobretodo en Oaxaca, México. El caso estaba pendiente en la Corte Suprema de Staten Island.“Llamé a los consulados, a las universidades, a contactos míos, buscando a alguien. Sólo lo encontré en Los Angeles y era alguien que no se quería subir en un avión para venir”, dijo Bryan.Las cortes estatales de Nueva York cuentan con 331 intérpretes jurídicos fijos que hablan 30 lenguas diferentes. En la corte federal de Nueva York los intérpretes jurídicos fijos son 10. También hay un gran número de intérpretes independientes, que trabajan sólo cuando se les necesita. Los tribunales del estado se intentan adaptar a los nuevos tiempos, contratando a intérpretes que dominan las lenguas de los nuevos inmigrantes a medida que llegan a la ciudad. Pero aún así, es difícil seguir el ritmo. En Nueva York se necesitan más intérpretes, no sólo de español, sino también de farsi, varios dialectos africanos y estas lenguas indígenas de América del Sur y Central.Para Fernado Smith, supervisor de intérpretes judiciales de las cortes criminales de la ciudad, este último punto es una necesidad cada vez más real. “Nos encontramos con estos casos (de lenguas indígenas) ahora más que nunca. Hay una nueva ola migratoria de gente que no tiene educación formal en castellano”, dijo Smith. Según el supervisor, la corte criminal de Queens lidió con 68,000 casos de instrucciones en el año 2006. Es muy difícil saber cuántos de estos casos estaban relacionados con latinoamericanos que no hablan español, pero probablemente más de un 15 por ciento necesitaron los servicios de interpretación en cualquier lengua, dijo Smith. Los acusados o testigos que hablan estos dialectos pueden haber cometido robos, violaciones, asaltos, tráfico de drogas o ser inmigrantes indocumentados, entre otros delitos.Joseph Schioppi, un abogado que trabaja en la Corte Criminal de Queens, ha tenido ya varios clientes de Hispanoamérica que sólo hablan lenguas mayas. Schioppi dijo que durante su defensa suele dominar la frustración porque demasiadas palabras se pierden en la traducción. El abogado ha presentado ya varias quejas a la corte cuando sus clientes hablan lenguas poco comunes, difíciles de interpretar, y su testimonio queda poco claro. “Es injusto”, dijo Schioppi. “Los casos siempre van más despacio y los familiares del acusado me dicen que la traducción no es correcta; que eso no era lo que quería decir mi cliente. Pero yo tengo que fiarme de lo que me dicen los intérpretes. No tengo otra opción”.