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Destacan impronta subversiva y liberadora del libro en Hispanoamérica

05/10/2005

Salamanca, 5 oct (EFE).- La impronta subversiva y liberadora de Don Quijote de la Mancha en Hispanoamérica, donde la novela de Cervantes fue libro de cabecera del Che Guevara y José Martí, representa allí una de las principales influencias de su lectura, una "carga liberadora" que llegó a preocupar a la misma Inquisición.Esta reflexión se puso de manifiesto hoy en el congreso "Utopías americanas del Quijote", organizado por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y que reúne en la Universidad de Salamanca a expertos internacionales para analizar cómo ha fraguado en las letras hispanoamericanas, a través de las distintas épocas, la esencia cervantina, su carácter utópico y espíritu idealista.El escritor y director del Instituto, Gonzalo Santonja, explicó a Efe cómo "por las condiciones de Hispanoamérica, el Quijote ha sido leído como un libro liberador, como demuestra el hecho de que el Che Guevara lo llevase en su mochila y tuviese notas en el último cuaderno que manejó, donde también figuran poemas de León Felipe".Las aventuras del ingenioso hidalgo también fueron libro de cabecera del médico, escritor y mártir nacionalista filipino José Rizal, y una lectura muy habitual del libertador cubano José Martí, refirió Santonja.Siglos antes fue el propio Tribunal del Santo Oficio el que "vio el peligro de que en estas novelas, al hablar de igualdad, cuando impiden que los amos apaleen a los mozos, iban a ser tenidas en Hispanoamérica como subversivas, que es lo que son, y así han sido leídas, con una carga menos académica, más actual, una carga liberadora pero que en España fue sepultada por la oficialista".Y en Cuba, El Quijote fue el primer libro editado tras la revolución de Fidel Castro, algo que se decidió en una asamblea para dar salida a los talleres de impresión de un periódico clausurado por el nuevo régimen en la isla caribeña, recordó.Existe también, a juicio de Santonja, cierta diferencia entre la forma en que esa obra es leída en España e Iberoamérica: cuando un chico español lee El Quijote pesa sobre él "mucha historia de la literatura que ha debido estudiar anteriormente", mientras que en América es tenido como un libro actual."Hay muchas personas en Hispanoamérica que entran en contacto con la obra de otra manera, lo compran en los mercados gentes de muy deficiente o sin ninguna escolarización, y hacen una lectura menos académica que la nuestra, conectan muy bien con el espíritu del Quijote", reflexionó.A ello se une que en muchas zonas de Hispanoamérica se mantienen arcaísmos ya desaparecidos en España.En los mercadillos populares "a los que acuden los indios y las personas más desarrapadas en el sentido más noble del término, porque la pobreza no es ningún delito", hay Quijotes "muy elementales, mal impresos, sin notas, a veces a falta de algunos capítulos, pero conmovedores, que ves en manos de gente que hace cuarenta años la veías en España y no leía".Se trata, en definitiva, de un libro "en el que se identifican todos los hablantes del español y tiene tanto peso en América como en España", ya que su primera edición viajó a ultramar sin impedimentos, ni siquiera inquisitoriales, y que hoy forma parte del imaginario colectivo.Por ello, en Salamanca se abordará la obra desde la doble perspectiva académica y creativa, para alentar el diálogo entre escritores de las dos orillas del Atlántico.Comunicaciones, ponencias y mesas de debate en las que participan expertos de universidades de España, Hispanoamérica, Estados Unidos y Europa se acercarán a diferentes vertientes del Quijote, a la vez que escritores como el portorriqueño Luis Rafael Sánchez ("La guaracha del macho camacho") o los españoles Luis Mateo Díez, Juan Manuel de Prada o Fernando Arrabal expondrán sus "lecturas personales" del libro.