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Del frío al calor: cómo el clima influye en la “musicalidad” del idioma

20/11/2025

Investigadores analizaron cerca de 346.000 palabras de aproximadamente 5.000 idiomas y dialectos para calcular la sonoridad promedio de cada lengua. El estudio, publicado en la revista PNAS Nexus, detectó que los idiomas que se desarrollaron en climas cálidos tienden a presentar palabras más sonoras y resonantes.

El concepto de sonoridad no equivale exactamente a volumen, pero refleja la cualidad de los sonidos de un idioma. Palabras con muchas vocales, como “boca” o “mouth”, presentan mayor sonoridad que términos más cerrados, como “labios” o “lips”.

Los sonidos más abiertos y resonantes, según la investigación, predominan en las lenguas originadas en zonas templadas o cálidas. Por el contrario, los idiomas de regiones frías muestran fonéticas más cerradas y menos voluminosas.

El análisis observó la tendencia mundial: mientras mayor es la temperatura media en un país, más abierta resulta la sonoridad de los sonidos de los idiomas del lugar. El fenómeno, por el contrario, se atenúa en las lenguas formadas en climas más fríos.

Conjeturas sobre la relación entre clima y lenguaje

De acuerdo con testimonios recogidos por Atlas Obscura, Tianheng Wang, doctorando en lingüística computacional en la Universidad de Nankai y primer autor del estudio, existen varias teorías que buscan explicar este fenómeno.

Otra conjetura citada en el estudio sugiere que el aire cálido absorbe y amortigua los sonidos agudos, lo que habría favorecido la proliferación de palabras más abiertas y sonoras en los idiomas originarios de regiones cálidas. Esto permitiría que los sonidos lleven mejor a la distancia y resistan la distorsión climática.

Según Gary Lupyan, científico cognitivo de la Universidad de Wisconsin-Madison, el trabajo aporta evidencia relevante, pero también refleja algunos límites metodológicos que merecen consideración.

Por ejemplo, en el análisis se incluyeron en promedio cuarenta palabras por idioma, una cantidad limitada por la escasez de datos para ciertas lenguas. Lupyan explicó que este número brinda apenas una instantánea imperfecta sobre el habla real de cada idioma.

El investigador señaló que las palabras utilizadas no se ponderaron por frecuencia de uso. Una palabra muy sonora, pero poco común, debería tener menos peso que una menos sonora pero cotidiana. La falta de ponderación representa un desafío para evaluar con precisión las características sonoras de cada idioma.

Especialistas destacan la importancia de profundizar en variables

Lupyan indicó que la investigación podría ampliarse para diferenciar entre efectos de temperatura y humedad, o analizar cómo la altitud incide sobre la producción y percepción de sonidos. Futuras investigaciones con análisis más específicos permitirían comprender mejor el mecanismo detrás de la correlación entre sonoridad idiomática y variables climáticas.

Wang, autor principal del trabajo, subrayó en sus conclusiones el carácter multifactorial y evolutivo de las lenguas. Según su perspectiva, los idiomas acumulan a lo largo de siglos “valiosas pistas” sobre la relación entre ambiente y sociedad. Explorar esas pistas puede ayudar a entender la historia de las migraciones lingüísticas y la adaptación humana a los entornos naturales.