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Defienden la calidad literaria del artículo periodístico

30/10/2008

Diario SurUtiliza elementos de la literatura, su herramienta es el lenguaje, tiene un espacio periódico en papel y muchos están avalados por firmas de renombre en el panorama editorial. Suficiente para considerar al artículo periodístico como un género literario. Al menos, así lo entienden los especialistas reunidos ayer en Málaga con motivo del I Congreso Internacional de Periodismo: el artículo literario, que en esta primera edición está dedicado a la figura y la obra de Manuel Alcántara con motivo del cincuenta aniversario de su carrera.A él consideraron uno de los referentes del género los doctores en Ciencias de la Información Jorge Rodríguez, Félix Rebollo y Fernando López Pan, encargados de abrir el encuentro junto al profesor de Filología Española en la Universidad de Edimburgo Alexis Grohmann con la mesa redonda 'Tradición y legado del articulismo literario', coordinada por el doctor y profesor de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga Bernardo Gómez.La conferencia inaugural corrió a cargo de la investigadora y doctora en Filosofía y Letras María Cruz Seoane, que hizo un repaso por la historia de la columna. En lo que todos coincidieron fue en reivindicar el valor literario del artículo periodístico, a pesar -incidieron- de los encuentros y desencuentros que ha vivido a lo largo de la historia. Como recordó Jorge Rodríguez, ya en el siglo XVIII se consideraba al periodista como un «personaje inculto» y, aunque poco a poco se fue reconociendo el «nivel artístico» del artículo, nunca como literatura de primer nivel. «Defendían la calidad de la gente con talento literario y no de todo el periodismo», aclaró. De hecho, el propio Rodríguez apuntó que el hecho de alcanzar ese nivel artístico «no depende de que el autor sea o no periodista, sino de que sea un artista en el manejo de las letras». Algo que reafirmó Félix Rebollo al reivindicar la necesidad de «escribir bien y no deprisa». A su juicio, lo fundamental es «saber contar» y, en el articulismo, el secreto añadido es la imaginación. «Que la columna sea informativa o crítica no es importante, lo primordial es que tenga carácter literario; y esa dignidad literaria es indudable en la columna», precisó.Forma de tramaNo en vano, como resaltó Fernando López Pan, la columna sigue los rasgos de la trama: planteamiento, nudo y desenlace. Eso sí, «con un alto grado de libertad tanto en la forma como en el estilo». «Es el género más versátil, variado y menos sometido a reglas», agregó López Pan, defensor de la columna como «paradigma del género periodístico de autor».Diversidad de contenidos, libertad y asiduidad sostienen, según los ponentes, a la columna. A ellos se añaden su carácter estético, de ficción o interpretativo. «¿Por qué no partir de la hipótesis del artículo como literatura en vez de hacerse al revés?», se preguntó Grohmann. En su opinión, tiene más fundamento. Sólo por el uso de la hipérbole, el humor y otros artificios de la retórica clásica ya se justifica su literariedad, consideró el profesor, que lamentó la controversia que siempre ha habido en España a pesar de la «larga simbiosis entre prensa y escritor».Esa prolífica unión fue precisamente el eje de la conferencia de la profesora Seoane hizo un recorrido por la relación entre periodismo y literatura a lo largo de la historia desde los orígenes del término columnismo hasta nuestros días. Una relación nada fácil, teniendo en cuenta, como incidió la especialista, «la aclimatación de columna y sus derivados no se ha producido sin resistencias y protestas».Y es que han sido muchas las firmas literarias que han colaborado para la prensa desde sus inicios, algunos incluso formaron parte de la redacción, como Bécquer. A él se sumaron desde Campoamor y Valera a Galdós y Clarín.Según la profesora, las razones económicas tuvieron buena culpa. «Incluso los que tenían otra fuente de ingresos, por ejemplo una cátedra de universidad, tenían que recurrir a la colaboración periodística, si además de comer querían dar de cenar a sus hijos, como decían Clarín y Unamuno», observó Seoane, convencida, sin embargo, de que no era la única motivación. Su poder de difusión era también un buen aliciente. «Es también el deseo de salir del reducido círculo del libro para llegar a un público más amplio (...) y predicar sus ideas desde la gran tribuna del periódico».Términos con maticesNo obstante, no es lo mismo hablar de artículo que de columna. Como advirtió la investigadora, existe consenso en que ésta última es una «especie diferenciada dentro del género artículo». Sería éste así un campo más amplio y más libre, mientras que la columna requiere una «brevedad, un espacio fijo y diferenciado dentro del periódico y una periodicidad también fija y frecuente». Algo que, según Seoane, ha resultado en muchas ocasiones «agobiante» para los escritores por la «servidumbre» que les crea.Como explicó, la época más intensa de colaboración de escritores en la prensa fue el primer tercio del siglo XX. «Prácticamente todos los escritores de esa época colaboraron muy asiduamente en los periódicos», recalcó.No ha habido grandes cambios. Tras el vaivén de firmas vivido tras la Guerra Civil, a algunos ya conocidos se fueron sumando nuevos nombres que buscaban un hueco en los periódicos, subrayó Seoane, que situó en «la creciente lista de columnistas» a un «número considerable de nuestros novelistas, poetas y ensayistas». Un género del que Seoane consideró a Alcántara el «decano», sin olvidar nombres tan significativos como Larra o Umbral.