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Concepción Company delinea las paradojas de nuestra lengua

29/08/2021
Ricardo Quiroga

En su reciente libro El Español de América: de lengua de conquista a lengua patrimonial, la lingüista Concepción Company Company ofrece una profunda revisión histórica sobre los primeros contactos del español con las lenguas nativas de la región y las impresiones de los cronistas españoles ante una nueva manera de asimilar el mundo, darle nombre y comunicarlo. Es producto de una revisión exhaustiva a documentos históricos, en particular el Corpus Diacrónico y Diatópico del Español de América (Cordiam), que contiene textos escritos entre 1494 y 1905 en 19 países de habla española o con una gran cantidad de hablantes.

El libro está profundamente enriquecido con ejemplos de cómo los españoles e indígenas asimilaron la extrañeza de un choque lingüístico de esa magnitud, de cómo los españoles en sus crónicas explicaban las formas de llamar a alimentos que no conocían y a distintas situaciones nuevas para ellos. Retoma decenas de ejemplos variables de cómo los ibéricos asimilaban términos en náhuatl: desde Guautemucín y Guatemuz hasta Guauhtimutzi para referirse a Cuauhtémoc, por ejemplo, o cómo algunos identificaron al guajolote como “gallo de papada”.

Es un rico documento que permite la revisión de un proceso histórico tan fundamental como es la lengua.

“Lo hice para mostrar y entender, para mí misma y para los lectores, cuáles han sido los procesos complejos desde el inicio de la lengua española en este continente, hasta cómo funciona en la actualidad con un proceso muy enriquecido de lenguas indígenas mezcladas o apropiadas por el español (…) porque fue una superposición de dos periodos, de la extrañeza a la integración, pero con transiciones graduales del choque cultural indudable y trágico para los indígenas”, introduce Company.

Las lenguas son variables por naturaleza

Editada por El Colegio Nacional, la publicación reflexiona que la cabal salud de una lengua depende en buena medida del Estado. Señala que fueron varios los espaldarazos para hacer de esta lengua algo unitario y a la vez tan diverso.

“La esencia de las lenguas es que viven en la variación y en la diversidad; al mismo tiempo su esencia es que tienen que ser una herramienta, paradójicamente bastante homogénea para permitir que la vida diaria se gestione bien. Las únicas lenguas que no varían son aquellas que ya desaparecieron”.

En el apartado “El contacto cultural lingüístico”, la investigadora argumenta que es falsa la idea de lenguas puras, exentas de mezclas a lo largo de su historia. También que no es infrecuente el uso de “préstamos” de otras lenguas para sustituir voces nativas y muchas veces estos préstamos se asimilan como un recurso de prestigio, “reflejo de ascenso social”. Es otra paradoja, dice, la que vivimos los mexicanos en una relación de amor y odio con el país vecino y el uso de los anglicismos.

“El paisaje lingüístico de la Ciudad de México está profundamente permeado por el inglés. Eso es parte del aspiracionismo. Por otro lado, hay unos grupos de la población donde piensan, y yo creo que estoy en ese grupo, que hay que cuidar a la lengua española y a las propias lenguas, y evitar que entren anglicismos a mansalva”.

Que el Decenio de las Lenguas tenga recursos

“Si un hablante, digamos de zapoteco, puede comer, puede tener calidad de vida, sus hijos se van a enfermar menos y todo lo puede gestionar con su lengua, no va a tener que cambiar de lengua. Esas son responsabilidades del Estado, no son decisiones de los individuos. Desgraciadamente en México no hay una política desde hace decenios. Llevo casi 50 años en este país y nunca he visto un propósito estatal de generar mejores condiciones de vida para los indígenas”.

Argumenta que “cambiamos de lengua no por gusto sino por necesidad” y la discriminación hacia las lenguas “sigue sucediendo”, es un hecho contundente tanto como lo era siglos atrás. Sobre el inicio del Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas, dice, “espero no se quede en celebratorio y se le meta economía”, sobre todo para permitir que las personas puedan gestionar su vida en su lengua.

“Espero que por lo menos sea el inicio de algo, aunque déjeme decirle que lo dudo porque esta situación de debilitamiento del patrimonio lingüístico indígena no ha cambiado y viene acelerado desde las independencias. La independencia de México fue un punto de inflexión para el debilitamiento de las lenguas indígenas. Y esto no se ha parado. No ha habido un Estado mexicano que se preocupe en los hechos. Ha habido intentos, pero al cambiar de sexenio se trunca el avance, porque algo que hacemos constantemente en este país es que todo lo que se hizo antes está mal. Eso lo veo cada seis años”.

Por otro lado concluye que vamos a usar anglicismos mientras no tengamos nada de autonomía tecnológica. “Hay que invertir en tecnología, porque eso es calidad de vida a futuro, más eficiente. Hay que invertir en medicina y en física”.

La autonomía de las lenguas es fundamental

La investigadora argumenta que el Estado tiene que poner en marcha políticas públicas, educativas sobre todo, para fortalecer el patrimonio lingüístico múltiple de México. Concluye que no podemos evitar los anglicismos si no somos autosuficientes en el desarrollo tecnológico, científico o cultural. Y al mismo tiempo aboga por una auténtica autonomía de las lenguas indígenas.

Acerca de la autora

Concepción Company Company es doctora en Letras (Lingüística hispánica) por la UNAM e investigadora emérita del Instituto de Investigaciones Filológicas, así como investigadora emérita del Sistema Nacional de Investigadores. Ha sido profesora invitada en instituciones como la Real Academia Española, El Colegio de México, las universidades Complutense de Madrid, de Salamanca, de Berkeley y Buenos Aires, por mencionar unas cuantas. Es integrante de El Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Lengua. En 2019 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura.