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Colombia: estudiantes aclaman a Fernando
Vallejo

05/02/2011

NotimexCentenares de estudiantes colombianos se quedaron sin poder escuchar en directo la conferencia del escritor colombo-mexicano, Fernando Vallejo, sobre la vida y obra de Rufino José Cuervo, uno de los más grandes filólogos de la lengua española.El autor de obras como «Almas en pena», «La virgen de los sicarios» y «El desbarrancadero», fue el invitado especial para abrir la noche del jueves el Festival de la Palabra, con ocasión del primer centenario de la muerte de Cuervo, en la biblioteca Luis Ángel Arango.Estudiantes de universidades ubicadas en el colonial barrio La Candelaria, centro histórico de Bogotá, atiborraron la biblioteca con la intensión de escuchar al maestro Vallejo, un hombre que «no tiene pelos en la lengua» para criticar lo establecido.Desde que llegó, Vallejo fue ovacionado por jóvenes que le pedían que hablara en las escalinatas de la Biblioteca, que saliera del recinto y se fuera con ellos a la Plaza Bolívar, un lugar que para Vallejo debería retomar su antiguo nombre: Plaza Mayor.El maestro, medio encorvado y feliz por la reacción de los jóvenes, les dijo: «Estoy muy agradecido con este gesto, pero no puedo hacer nada», y en medio de aplausos cerrados ingresó al auditorio para brindar su conferencia sobre el filólogo más grande de Colombia.El auditorio, repleto con académicos, escritores, estudiantes y personalidades del mundo de la cultura y las letras, recibió al ganador del Premio «Rómulo Gallegos» con una ovación, mientras éste caminaba lentamente al escenario para dictar su conferencia.Vallejo, una de las personas que más ha estudiado la obra de Cuervo, inició su intervención contando como encontró -abandonada y llena de musgo- la tumba del filólogo en un cementerio de París, donde murió en 1911.Y con su crítica ácida, dijo que Cuervo fue el hombre «más bueno, más generoso y más bondadoso» que ha surgido en esta Colombia, envuelta por siglos en violencia y muerte.Para Vallejo, el maestro Cuervo, quien nació en Bogotá en 1844 y murió en París en 1911, es un santo, y en ese sentido felicitó al Congreso de Colombia por haber aprobado la construcción de un monumento en homenaje al insigne intelectual en La Candelaria.A los «padres de la patria (congresistas), si alguna vez los ofendí, retiro mis palabras», dijo Vallejo en alusión al monumento a Cuervo que aprobó el órgano legislativo colombiano. El auditorio volvió a ovacionarlo.Vallejo siguió con su reseña histórica sobre la vida del autor de obras como el «Diccionario de construcción» y «Régimen de la lengua española», «Disquisiciones sobre filología castellana» y «Notas a la gramática de la lengua castellana de don Andrés Bello», entre otras.Para finalizar su conferencia, Vallejo recordó con emoción y dolor la forma como encontró en una de las librerías de México dos obras manuscritas de Cuervo, de más de mil páginas, cada una.Contó que las dos obras las compró «por una bicoca de dinero» y salió de la librería con sus dos tesoros sobre el pecho y con el palpitar del corazón. Por años estuvo en un lugar privilegiado de su biblioteca personal en un apartamento en la Ciudad de México.Pero llegó el jueves 19 de septiembre de 1985, y en su apartamento del piso siete de un edificio de la capital mexicana Vallejo empezó a sentir un movimiento.«Suavecito... suavecito... y un tic... tac... tic... y empezaron a caer cosas de la cocina, tazas, cucharas y cucharones. ¡Las paredes se rajaron, los vidrios se rompieron! ¿Y dónde está el Diccionario?», recordó el escritor en referencia a los dos libros de Cuervo.Ese día Vallejo perdió su más grande tesoro y ese 19 de septiembre, cuando la Ciudad de México fue sacudida por un terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter, su corazón palpitó de dolor.