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Brasil: buscan preservar lenguas indígenas en extinción

12/11/2015
Jenny Barchfield

Las raíces indígenas de Guaricema Pataxó son parte esencial de su identidad. Su bisabuela, de 53 años, vive en la reserva pataxó y subsiste vendiendo artesanías en la calle, que ofrece luciendo atuendos típicos.

Pero pídale que hable pataxó y apenas si puede farfullar algunas palabras y frases básicas.

El suyo no es un caso aislado.

De las aproximadamente 2.000 leguas indígenas que se cree se hablaban en la era precolombina en lo que es hoy Brasil, solo sobreviven unas 160. Y los expertos dicen que un 40% de esas lenguas que todavía se hablan podrían perderse en las próximas décadas, a medida que fallece la gente mayor y que los jóvenes tienen más acceso a la televisión, la internet y los teléfonos celulares.

El ritmo de los cambios se ha acelerado por la penetración de la agricultura, que trae carreteras, electricidad y gente de afuera a regiones con grandes concentraciones de indígenas.

Un programa promocionado en parte por la Unesco trata de salvar unas tres docenas de lenguas. En casi ocho años el programa ha ayudado a 35 tribus a transcribir sus lenguas, crear diccionarios y herramientas para que los niños aprendan el idioma y documentando sus ricas tradiciones orales.

"Antes aprendíamos nuestra lengua y las historias de nuestros pueblos a través de nuestros mayores", comentó Elly Mairu Karaja, de la tribu karajá del centro de Brasil, una maestra que ha trabajado con el programa. "Pero ahora, con la tecnología, los jóvenes viven en el mundo de los blancos incluso cuando están en nuestras tierras. Hay muchos que ya no quieren ser indígenas".

Además del escaso interés de las generaciones más jóvenes en su cultura, la demografía conspira también contra la supervivencia de muchas lenguas indígenas, según José Carlos Levinho, director del Museo Indio de Río de Janeiro, que dirigió el proyecto junto con la Fundación Nacional del Indio.

Se cree que la población indígena llegó a ser de tres a cinco millones en la era precolombina. Pero cinco siglos de enfermedades, violencia y pobreza la han reducido a menos de 1 millón. Ahora, los habitantes originales de Brasil representan menos del 0,5% de los 200 millones de habitantes que tiene el país.

Hay 305 tribus, algunas de las cuales consisten en unas pocas decenas de personas.

"Casi el 40% de las naciones indígenas tienen menos de 500 miembros en Brasil", expresó Levinho. "Varios estudios han demostrado que en estos días, pueblos tan pequeños no logran preservar sus idiomas".

"Tenemos varios pueblos que han perdido totalmente sus lenguas y que quieren tratar de recuperarlas; hay algunos pueblos en los que queda muy poca gente que habla el idioma original, otros en los que hay conflictos generacionales y algunos en los que el idioma indígena ha pasado a ser la segunda lengua", señaló.

El portugués es hoy la primera lengua de la mayoría de los miembros de la tribu pataxó, incluida la vendedora de artesanías Guaricema Pataxó.

"Nuestra gente deja nuestras tierras para estudiar afuera, conocen gente y se casan con blancos. Y todo se diluye", declaró pataxó, quien tiene dos hijos, cinco nietos y dos tataranietos, ninguno de los cuales habla la lengua madre de la tribu.

La casa ancestral de pataxó se encuentra en la costa atlántica y hay numerosos relatos que hablan de las relaciones entre la tribu y los europeos a partir del 1500. Cinco siglos de contacto, incluidos esfuerzos por "civilizar" a los pataxó quitándoles a sus hijos y prohibiéndoles hablar su lengua, han debilitado mucho su cultura. De los 13.000 pataxós que quedan, se calcula que solo 1.600 hablan la lengua ancestral.

"No me complace" no poder hablar pataxó, dijo la vendedora de artesanías mientras ofrecía colares de semillas durante los recientes Juegos Mundiales Indígenas llevados a cabo en Palmas. "Me sentiría mejor si lo hubiese aprendido".

El programa para salvar las lenguas despachó expertos para que capacitasen a miembros de las tribus en cosas como la preparación de archivos de videos de ceremonias tradicionales en las que se usa el idioma original y en la transcripción de lenguas exclusivamente orales.

La transcripción "es un proceso largo, tenso y difícil", señaló Levinho, el director del museo. "Requiere acaloradas negociaciones internas entre las tribus. Hay muchas peleas y discusiones".

El equipo enfrentó obstáculos prácticos, como un brote de gripe sobre el comienzo del proyecto en el 2008 que impidió el acceso de la gente de afuera a las tierras de las tribus y las amenazas de agricultores que querían sacar a los indígenas de sus tierras por la fuerza.

A pesar de las dificultades, la directora general de la UNESCO Irina Bokova dijo que el proyecto fue un éxito durante un reciente viaje a Río de Janeiro.

Levinho, sin embargo, no cree que se pueda hacer mucho para evitar que algunas lenguas desaparezcan en 20 años.

"Creo que no hay muchos cambios", sostuvo. "Hace falta una gran inversión para hacerle frente al problema".

Para Yamalui Kuikuro, el pueblo kuikuro del estado central de Mato Grosso, donde las plantaciones de soja, algodón, maíz y la ganadería están reemplazando a los bosques, la desaparición de las lenguas nativas marcan el principio del fin para esas tribus.

"Cuando perdemos nuestro lenguaje, no valemos nada, no tenemos una identidad", se lamentó Kuikuro, cuya frente estaba pintada de rojo. "El idioma es la identidad de los pueblos indígenas".