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Anna Navarro, una filóloga catalana en la cima digital

27/12/2020
Blanca Gispert / Barcelona

Navarro, caricaturizada por Gusi Bejer (LV)

Anna Navarro Descals es la ejecutiva con más influencia en Silicon Valley nacida en Catalunya (Olot, 1968). Es vicepresidenta global de Netapp, una tecnológica cotizada en bolsa dedicada a la gestión de datos en la nube. Su cargo en la empresa es toda una excepción, no solo por su género y procedencia, sino por su formación académica. ¿Quién diría que una filóloga puede llegar a la cima de la industria tecnológica mundial?

El camino que la ha traído hasta aquí está lleno de esfuerzo pero también de aquello de estar en el lugar y el momento de adecuados. Navarro nació en Olot en el seno de una familia acomodada, su padre era el jefe de mantenimiento y mejoras de Nestlé en Girona y su madre se dedicaba a la pintura. De joven, iba para Filosofía pero finalmente se decantó por Filología Inglesa y después Alemana “porque tenían más salidas laborales y el inglés ya lo dominaba mucha gente”. 

La ejecutiva catalana ha recibido la distinción de mujer más influyente en el ámbito de la tecnología por la revista Insight Analytics

Compaginaba los estudios con un empleo en la base de British Airways en el aeropuerto de El Prat. “Hacía de todo, gestión maletas, planificación de vuelos, atención al cliente...”. Recuerda que siempre le ha gustado la conexión de gentes y culturas. Por eso, se fue a Berlín a cursar un posgrado de tres años. 

Su aventura americana empezó en el 1992. Un poco por amor, un poco por ganas de descubrir el país. Pidió el traslado de British Airways y se mudó a San Francisco. Pero una vez allí, se encontró con unas condiciones de trabajo precarias. “¡Pagaban menos y apenas tenía vacaciones!”. Así que decidió emprender por su cuenta. Creó The San Francisco Translating Company, una compañía especializada en servicios de traducción e internacionalización a empresas. “En el primer año no recibí ni un cliente y en el segundo, empecé a ganar dinero... después, el negocio fue creciendo, hasta llegué a tener clientes como Levi’s y el Ayuntamiento de San Francisco!”. 

Navarro –que en Estados Unidos se cambia el apellido por Schlegel– asegura que el servicio era pionero y que consiguió hacerse un nombre en la ciudad. “Empecé a trabajar para empresas tecnológicas y en el 1997 me llegó una oferta de Cisco que no pude rechazar. Me vendí la empresa y entré como responsable del programa de globalización. Los idiomas eran y siguen siendo claves a la hora de entrar en un país y convencer al consumidor local, aunque no lo son todo”. 

Navarro recuerda la ansiedad que le invadió al llegar a un sector tan distinto y tan nuevo siendo además una empleada joven. “Necesitaba conocimientos en tecnología, me faltaban referentes, todo estaba por hacer, fue como entrar a la universidad de nuevo”. 

La clave, recuerda, fue estudiar y rodearse de los mejores. “A mí siempre me había gustado la colaboración internacional y sentía que aquello encajaba conmigo”. Al cabo de 6 años, fichó por otra multinacional, Xerox, como responsable del área de contenido digital a nivel global y más tarde, trabajó para otras grandes empresas –VeriSign, VMWare, Acclaro– con cargos relacionados con programas de internacionalización de sus tecnologías. 

Fue en el 2007, cuando fichó por Netapp. “Entré como responsable de la gestión de la web y al cabo de medio año, estaba a cargo de la globalización del negocio. Llevé el negocio a China, Rusia Japón y 142 países más”. 

Hace dos años, fue nombrada vicepresidenta global, un cargo que le obligaba a viajar muy a menudo antes de estallar la pandemia y desde el cual trabaja en visibilizar el papel de las mujeres en tecnología. “El 20% de mi tiempo lo dedico a dar charlas y atender a mujeres jóvenes”, asegura.

Por el camino, también ha tenido dos hijos y ha fundado varias oenegés. Destaca su labor en STEMentors, que ayuda a personas sin recursos a encontrar trabajo en Silicon Valley, y su tarea en la entidad Women in Localization, que fomenta el trabajo femenino en el sector de la traducción y los negocios. (En el pasado, también ha promovido campañas humanitarias para menores en África). También ha escrito el libro Truly Global , en el que da las claves para llevar un negocio al mercado global. Ahora piensa en escribir un libro de ficción sobre la vida de unas amigas que viven en Silicon Valley.

¿De dónde saca el tiempo para conseguirlo todo? Pues de coordinarse con su equipo y de llevar una agenda superorganizada, llena de franjas de colores, donde solo se da un respiro los sábados por la tarde y los domingos. Los pasa en su casa de Santa Clara, con sus hijos, sus amigos, corriendo, bailando, cocinando... Así encuentra la calma que necesita para el resto de la semana. A Catalunya, intenta venir un par de veces al año aunque admite que su presente está en Silicon Valley.