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¿Por qué "sirvienta" sí y "presidenta" no?

15/07/2016
Corina del Carmen de Antes de Eva

Últimamente en las redes sociales me he encontrado con personajes que están descontentos con el uso del lenguaje incluyente. Creen que es una deformación de la lengua (como si ésta fuera estática), son fans from hell de la Real Academia Española (RAE) o ni la conocen y sólo les molesta que haya formas de expresión que cuestionan lo establecido, se les mueve el tapete.

¿Y por qué es importante cambiar nuestro lenguaje?

Las "buenas feministas" (dicen unos con su feministómetro en mano) luchan por "otras cosas más importantes". No se dan cuenta que el lenguaje es importante. Nuestra lengua y su expresión a través del habla es la manifestación de la estructura de nuestra ideología, de nuestra forma de entender y sentir el mundo, de interpretar la realidad que se nos presenta. Si en el lenguaje no nombramos y no tomamos en cuenta a todas las personas, nuestra representación de la realidad estará sesgada.

Las reflexiones sobre la necesidad de nombrar a las mujeres en nuestra lengua se llevan a cabo en todos los países hispanohablantes. Justo la semana pasada en Uruguay, la filóloga feminista Teresa Meana inauguró las III Jornadas de Debate Feminista con su ponencia Lengua y Sexismo: El lenguaje como territorio de poder.

El lenguaje incluyente o no sexista no significa ponerle 'a' a todos los sustantivos, significa reconfigurar la estructura de pensamiento para darle lugar a las mujeres (que representamos más de la mitad de la población mundial), como reflexiona la académica española Teresa, si nos lo proponemos, encontraremos muchísimas formas de nombrar a las mujeres.

En México nunca se había prestado tanta atención a la RAE como cuando incorporó a su diccionario la palabra "cantinflear", sin embargo ahora que se impulsa el uso del lenguaje incluyente se presta mucha atención a sus reglas y a sus manifiestos de rechazo al uso no sexista de la lengua.

A algunas personas les salta el uso de términos como médica o presidenta, sin embargo, para que estas voces existan sólo hace falta que haya mujeres que ejerzan la medicina o que presidan y hablantes que tengan la voluntad de expresarlo explícitamente, me pregunto por qué estas personas no ponen en duda, por ejemplo, palabras como "sirvienta", ésa sí les suena muy "natural".

En cuanto a la RAE, es necesario reconocer que en sí es una institución sexista en la que las mujeres hemos estado ausentes por casi tres siglos. Según el Listado Histórico en la página web de la Real Academia, desde 1713 hasta 2016 la han integrado 474 personas, de las cuales 11 son mujeres, es decir, desde hace 303 años sólo un 2.3 % de las personas que toman decisiones sobre nuestra lengua han sido mujeres. Hasta 1979 fue una institución exclusivamente conformada por hombres. He aquí un porqué del sexismo del español y la resistencia de esta institución ante el lenguaje no sexista.

Recordemos que la lengua está viva y es de quien la habla, las transformaciones van de abajo para arriba, primero las personas hablan, después las instituciones regulan y sistematizan, no al revés.

Ya lo dijo Marcela Lagarde, es importante tomar conciencia de los géneros en nuestro idioma y reformar nuestra manera de hablar, escribir, pensar; de sentir la vida para visibilizar a las mujeres.

Repensemos nuestro hablar, reconozcámonos en nuestra lengua. Poblemos todos los espacios que se nos ha negado habitar, merecemos ser nombradas. Que la marea violeta inunde también el caudal de la lengua.