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¿Por qué es tan difícil aprender el género gramatical en el segundo idioma?

20/12/2022
Anastasiia Ogneva *

Cuando somos pequeños, aprendemos nuestra primera lengua sin mucho esfuerzo y bastante rápido: hacia el final de la primera infancia los niños y niñas tienen una competencia lingüística semejante a la de un adulto. Es decir, a los 6 años los niños pueden participar en una conversación, hacer preguntas, contestarlas, etc.

Una de las cosas que se aprenden para que esto suceda es el conocimiento morfosintáctico: las reglas que existen en una lengua para construir palabras y frases. Entre otros aspectos, los niños aprenden a utilizar correctamente la concordancia en el género gramatical.

Por ejemplo, saben que hay que decir “un coche negro” y “una mesa pequeña”. Según distintos estudios, este aprendizaje se produce alrededor de los 4 años.

Como se puede ver en estos dos ejemplos, en español el género gramatical es fácilmente identificable por la vocal final de la palabra: -o n el caso de las palabras masculinas y -a en las palabras femeninas, es decir, existe un marcador morfológico para predecir el género gramatical de un sustantivo.

La morfosintaxis de una segunda lengua

Sabemos que la adquisición de lenguas no es algo exclusivo de la infancia. Podemos iniciar el aprendizaje de una segunda lengua siendo adultos y cada vez hay más personas que deciden emprender este viaje. Pero el aprendizaje de una segunda lengua no es un camino sin obstáculos. Así, si escuchamos a alguien decir “tengo una problema”, probablemente nos daremos cuenta de que está hablando una persona extranjera que aprendió el español como segunda lengua.

Puede parecer que estos errores de concordancia en el género gramatical no tienen mayor importancia a la hora de entender lo que nos dice una persona. Pero algunos estudios han encontrado que nuestro cerebro procesa de manera diferente la información cuando recibe un mensaje que contiene una falta de concordancia (un casa blanco) que cuando el mensaje es gramaticalmente correcto (una casa blanca).

En el aprendizaje de una lengua extranjera, los errores de concordancia en el género gramatical se consideran muy habituales y, además, persistentes en el tiempo. ¿Por qué es tan difícil entonces aprender a usar el género gramatical cuando estudiamos una segunda lengua?

El género gramatical en la lengua nativa

Uno de los motivos de esta complejidad es la ausencia del género gramatical en nuestra lengua nativa. Así, por ejemplo, en inglés las palabras no se clasifican como masculinas o femeninas según su vocal final. Por tanto, cuando los hablantes de inglés empiezan a aprender el español tienen que darse cuenta de que cualquier palabra pertenece a una clase de sustantivos (masculinas) o a la otra (femeninas) y que, dependiendo de la clase de la palabra, se van a modificar otras que la acompañan en una frase.

Las diferencias en los sistemas del género gramatical en la lengua nativa y la lengua extranjera pueden explicar también la dificultad del proceso. Algunos idiomas, por ejemplo, las lenguas romances, clasifican las palabras en dos clases: masculinas y femeninas. Otras lenguas (el alemán o las lenguas eslavas) distinguen entre tres clases de sustantivos: además de las dos mencionadas anteriormente, existen también las palabras de género neutro. Así, pues, si una persona hablante de español va a aprender alemán como segunda lengua, tenderá a ignorar el neutro.

Transferencias erróneas

En los niveles iniciales, los aprendices de segundas lenguas tienden a transferir el género gramatical de las palabras en su lengua nativa a las palabras de la lengua extranjera. Por ejemplo, en ruso la palabra “nos”, que significa “nariz”, es masculina. Así, cuando las personas rusas empiezan a aprender español como segunda lengua pueden cometer errores de concordancia diciendo “un nariz pequeño” en lugar de “una nariz pequeña”.

O, también, un hablante nativo de español, cuando habla inglés, puede hablar de una rana con el pronombre “she”, ya que la palabra “rana” en español es femenina, aunque en inglés no lo sea, y su pronombre sería “it” como para todos los animales.

La dificultad del género en español

Otro tipo de dificultad que puede ocurrir cuando aprendemos una segunda lengua está relacionado con la propia lengua objeto de aprendizaje. Como ya hemos mencionado, algunas palabras en español permiten identificar su género gramatical, aunque no todas. Así, las palabras “leche” y “coche” tienen la misma vocal final: -e, pero pertenecen a dos clases de género gramatical distintas.

En definitiva, aprender una lengua extranjera y, más concretamente, el género gramatical, no resulta fácil, puesto que existen varios factores que influyen en este proceso. No obstante, siendo constantes y dedicando tiempo a la adquisición de una segunda lengua, es posible llegar a tener un nivel de dominio casi nativo y no cometer los errores de concordancia en el género gramatical.

 * Anastasiia Ogneva es profesora ayudante doctora, Universidade de Santiago de Compostela