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«El idioma es el gran activo que
tienen las empresas
españolas»

13/01/2010

J. Montalvo, ExpansiónAdemás de un experto gestor, tras dirigir varias filiales del grupo Telefónica, el presidente ejecutivo de la empresa española de tecnologías de la información Oesía, Abel Linares, ingeniero aeronáutico, madrileño de 49 años, es un profundo estudioso de las tendencias macroeconómicas.Desde la atalaya de una empresa multinacional y multisectorial, Linares ofrece, en esta entrevista con EXPANSIÓN, su visión sobre la crisis económica y particulares recetas para salir airoso de ella, algunas de las cuales ya esbozó durante su intervención en las jornadas sobre la economía española, organizadas el pasado noviembre por The Economist, donde compartió mesa de debate con la ministra de Economía, Elena Salgado, y con Gonzalo Gortázar, de Criteria CaixaCorp.Para Linares, la salida de la crisis pasa por «evolucionar hacia la sociedad del conocimiento, que va más allá de la necesaria creación de un sistema de producción basado en la ciencia y la tecnología, y de un sistema de educación superior ágil y conectado con el sector privado, que permite vender servicios avanzados y la exportación del saber hacer».En este escenario, «el cliente paga por el beneficio que disfruta del producto, por tanto, el precio es el de la experiencia, no la del propio bien, que en un contexto de abundancia pierde valor frente a su uso y disfrute». Así, según asegura Linares, «los costes son menos importantes y, además, tienen precios marcados que a veces no se pueden tocar, por lo que se trata de introducir mucho más valor para elevar los ingresos».Flujos industrialesPara el directivo, «la crisis financiera sólo es la fiebre de la enfermedad que hay detrás, que es el traspaso de flujos industriales hacia Asia, con países que han ahorrado y ha prestado dinero a las economías occidentales, ahora sobreendeudadas frente a las asiáticas».Para revertir esta situación, en la que resulta clave la innovación y la gestión de los activos intangibles, España puede jugar su papel, «avanzando hacia su constitución como sociedad del conocimiento», para lo que «en los últimos años, se ha realizado un gran esfuerzo y se han sentado las bases para permitirlo: tenemos un tejido industrial potente y una dotación generalizada de infraestructuras tecnológicas y de investigación», explica Linares.Para lograr acercarse a ese objetivo, y dar «ese salto de valor que aún nos falta como país», según el presidente de Oesía, «las empresas debemos colaborar con el Gobierno para reorientar nuestra política industrial y hacerla más acorde con la de los países desarrollados de éxito».En este sentido, Linares aconseja mirar atrás, donde se encuentran ejemplos de éxito de reconversiones, como Finlandia, que, «en medio de su crisis económica y bancaria de principios de los noventa, sostuvo con fondos públicos el declive de la inversión privada en innovación y logró transformarse en la potencia de la alta tecnología que hoy sigue siendo».El poder del idiomaTambién permite extraer lecciones Corea del Sur, que «aprovechó la crisis financiera asiática de finales de los noventa para facilitar la inversión de capital riesgo y rebajar impuestos para inversiones en infraestructuras de investigación, además de reforzar el gasto público en I+D», o el caso de Suecia, donde tras el bache económico de 2001, «el gobierno decidió impulsar la extensión de la cobertura de banda ancha prácticamente a todo el país».Linares explica que «estos países apostaron así por crear una sociedad del conocimiento. Con ello, salieron más rápido de la recesión y volvieron a crecer a altas tasas en menos tiempo».En España, «tenemos gente joven, muy bien formada y barata respecto a Europa», asegura Linares, que remarca que, además, «contamos con un activo cultural de primer orden, que entronca en esa definición de sociedad del conocimiento: el idioma español».El directivo recuerda que el castellano es «la lengua materna de 450 millones de personas que conforman la comunidad iberoamericana». Según Linares, «este elemento de cercanía cultural que une a las dos orillas del Atlántico es ahora, quizás, el mayor activo económico de España». Además, como en el caso de India, una de las regiones con mayor potencial de crecimiento del mundo, por su apuesta por la innovación tecnológica, «esta gran comunidad iberoamericana posee tamaño, talento y juventud».Este largo alcance del gran activo de las empresas españolas, asegura el presidente de Oesía, «nos coloca también en una posición de privilegio en la tercera revolución industrial, en que la se mezclarán los nuevos modos de generar electricidad, como el hidrógeno, con la revolución de la comunicación que supone Internet y la web 2.0, donde la comunicación no es ya vis a vis, sino masa a masa, incluso idea a idea«.