centinela
Vigía militar emplazado en un puesto fijo para observar los alrededores, dar voz de alerta ante posibles amenazas, y franquear el paso a los portadores una contraseña. El centinela no puede abandonar nunca el puesto que se le asignó sin autorización de su superior inmediato.
El vocablo llegó al español desde el italiano sentinella, como también al portugués sentinela y al francés sentinelle, de donde pasó al inglés sentinel.
En italiano, el soldado de infantería que se sitúa de guardia muy cerca del enemigo es llamado sentinella morta (centinela muerto) por la postura inmóvil en la que debe permanecer para no ser descubierto, puesto que está lejos de los suyos y puede ser atacado antes de pedir socorro.
El origen de la palabra italiana es controvertido; se ha dicho que proviene del nombre de la sentina –del bajo latín sentinator– la cavidad inferior de una nave, donde se ponía a un marinero para vigilar eventuales entradas de agua. De acuerdo con esta hipótesis, el vocablo habría pasado más tarde de la marina a las fuerzas de tierra. Scheler sugiere el alto alemán antiguo sentan (actual senden) ‘mandar’, como en mandado a vigilar.
También se ha indicado como origen el verbo sentire ‘oír’, ‘sentir’. Corominas (1980) señala que en el siglo XVI era calificado como “vocablo nuevo y extranjero”, puesto que “antes se llamaba atalayas a los centinelas de día, y escuchas a los de la noche”. En todo caso, los indoeuropeístas ubican este vocablo como derivado de la raíz prehistórica sent-.