imprenta
Medio mecánico (hoy electromecánico) para reproducir textos e imágenes sobre papel o tela. En su forma original, consistía en aplicar tinta sobre unas piezas mecánicas intercambiables con la forma de las letras (tipos), para transferirla mediante presión.
La invención de este medio por Iohannes Gutenberg, anunciada en 1453, constituyó un gigantesco avance en el desarrollo cultural de la humanidad, abriendo el camino a la posibilidad de que poner el conocimiento atesorado en los libros a disposición de la mayoría de los seres humanos. Es claro que la concreción de esta hazaña tomó mucho tiempo, hasta las campañas de alfabetización masiva de los siglos XIX y XX.
La palabra se formó a partir del verbo latino prĕmĕre ‘apretar’, que dio lugar, con el prefijo ex- ‘fuera’, al verbo exprĭmĕre ‘exprimir’, ‘apretar para que algo salga hacia fuera’, como se hacía con la uva o con las aceitunas. Ya en el latín clásico, se formó asimismo el verbo imprĭmĕre con el prefijo in- ‘dejar una huella’, ‘imprimir’, ‘grabar’, ‘estampar’, que adoptaría Gutenberg para expresar la acción que ejercía su invento sobre el papel. En las lenguas romances, la palabra imprimir parece haberse formado primero en el francés, bajo imprimer, que significaba también ‘preparar los lienzos para la pintura’.
En cuanto al vocablo imprenta, Nebrija usó emprenta, que también encontramos en el siglo XIII en el verbo empremtar, tal vez tomado del catalán. Corominas (1980) califica imprenta como “advenedizo”, puesto que lo normal habría sido que se diptongase la vocal tónica y se cambiase la -t- por -d- (*emprienda).