aspaviento
Demostración excesiva, en los gestos o en el lenguaje de sentimientos de miedo, admiración o rechazo.
Quevedo empleó esta palabra fue empleada en Poesías (1597-1645), aunque no queda claro el sentido que quiso darle, y no pudimos hallar atestiguada por ningún otro autor hasta Benito Pérez Galdós, en el siglo XIX:
aspaviento ya carroño,
mandrágula con zollipo,
vete a fundar marimantas
a las orillas del Nilo,
Más recientemente, fue utilizada por Max Aub en su novela La calle de Valverde:
Enemigo de llamar la atención, de cualquier aspaviento, calló con todos, contando con la complicidad de Ruiz y los todavía no muy visibles síntomas de la enfermedad.
El Diccionario de autoridades (1726) la definía como ‘El horror, admiración, ò extrañeza de alguna cosa, manifestada en voces ò acciones descompassadas: y assi se dice Fuláno hizo muchos aspavientos, no hai que hacer aspavientos. Yá mas comunmente se dice Espaviento’.
El mismo Autoridades le atribuye una etimología que ha sido abandonada modernamente:
“Es formada esta voz de los nombres Aspa y Viento, por la analogía de los tajos y revéses que hacen en el áire los que riñen sin alcanzarse los unos à los otros, cruzando y atravesando las espádas”.
Corominas (1980) explica que es posible que esta etimología de Autoridades se deba a que en cierta época fuese interpretado popularmente como compuesto de aspa + viento, lo que explicaría el diptongo -ie-.
El mismo etimólogo catalán lo deriva del italiano spaventare, y este del latín tardío *expaventare (no consignado por Du Cange), intensivo de expavēre ‘temer’. El Vocabolario Etimologico della Lingua Italiana de Ottorino Pianigiani, también refiere, para spaventare a un latín ex-paventare, proveniente del latín clásico expavere 'sentir miedo, aterrorizarse'.