morganático
Se dice del matrimonio contraído por un príncipe y una mujer de clase inferior, o por una princesa y un hombre de clase inferior, en el cual cada cónyuge conserva su condición social anterior.
Los casamientos entre personas de diferentes clases sociales son relativamente frecuentes en las sociedades modernas, en las que la permeabilidad social se viene abriendo camino desde la Revolución Francesa.
Antiguamente, las bodas de ese tipo eran raras y mal vistas, pues de alguna forma quebrantaban la estructura social. Por esa razón, surgieron normas que servían para impedir que las uniones entre personas de diferente origen social alteraran el rígido equilibrio de las clases, aunque hoy eso ya no es tan importante.
Un ejemplo de estas normas es la boda morganática, en la cual el cónyuge de clase inferior no adquiere por el matrimonio el rango social ni los bienes del otro, ni para sí ni para los hijos de la pareja. Esta regla, surgida en la sociedad germánica medieval y luego extendida a toda Europa, estaba pautada por un ritual especial: la mañana que seguía a la noche de bodas el marido daba a su mujer un regalo simbólico; esta, al recibirlo, perdía todo derecho a reclamaciones posteriores sobre las posesiones del marido, una renuncia que se hacía extensiva a los hijos de ambos.
En lengua germánica, este regalo se llamaba morgengabe, palabra formada por morgan 'mañana' y geba 'dar', algo así como "regalo matinal", que en bajo latín se convirtió en morganaticus.
En castellano, no encontramos atestiguado este adjetivo antes del siglo XIX. Uno de los primeros, es este fragmento de Benito Pérez Galdós en su novela Mendizábal (1898):
¡Pobre Duquesa de Berry! También esta se ha echado marido morganático, y hoy es Condesa de Lucchesi Pella. Por andar menos lista que otras, ha perdido la tutela del chiquillo... el Delfín... A ver qué me cuenta.