nicotina
La palabra tabaco aparece por primera vez en nuestra lengua en 1535, en el Diálogo de la lengua, de Juan de Valdés. Introducido en Europa por los conquistadores españoles, pronto se puso de moda en las clases acaudaladas de toda Europa y Asia. El escritor y diplomático francés Jean Nicot de Villemain, a Francia, donde fue cultivado por lo menos desde 1560; el navegante Francis Drake lo introdujo en Inglaterra en 1585, y en el siglo XVII, se extendió por el resto de Europa, Rusia, China y Japón.
Nada se sabía por entonces sobre los males causados por el hábito de fumar, pero en el siglo XVII el tabaco no solo se fumaba sino que también se lo usaba como insecticida. El más potente de los muchos venenos que contiene el tabaco es la nicotina, alcaloide aislado en 1828 por los alemanes Wilhelm Heinrich Posselt, médico y el químico Karl Ludwig Reimann, quienes la consideraron un veneno y la bautizaron a partir del nombre de Nicot de Villemain, su introductor en Francia.
Hoy sabemos que la nicotina, que se encuentra en la planta Nicotiana tabacum, es fuertemente adictiva, debido a que induce la liberación de acetilcolina, dopamina y serotonina, entre otros neurotransmisores. Los principales efectos cardiovasculares de la nicotina son: vasoconstricción periférica, taquicardia e hipertensión.
Además, el hábito de fumar es la causa principal de varios tipos de cáncer, principalmente el de pulmón.