derivar
Los romanos usaban el verbo derivare con el significado de ‘desviar una corriente de agua, ya sea un río o un arroyo’, pero en el latín medieval adquirió el sentido de ‘ser llevada una embarcación por la corriente de un río’.
En castellano adquirió más tarde el significado ‘tener una cosa su origen en otra’ y ‘conducir algo de una parte a otra’. Este vocablo fue adoptado también por la gramática, con el sentido de ‘formarse una voz a partir de otra’ (mesero, en su significado de ´camarero’, se deriva de mesa).
Lo cierto es que todos estos significados proceden del latín rīvus ‘río, arroyo, canal’, así como rival, de rivālis ‘propietario del otro lado del río’ y de ahí, ‘competidor’. Corominas (1980) dice que derivar con el significado de ‘quedar una embarcación a merced de las corrientes (a la deriva)’, proviene del francés dériver, hasta el siglo XVI driver, que puede haber sido influenciada por el inglés to drive ‘empujar’, que tiene otro origen. En efecto, ese verbo inglés es de origen germánico, que tiene su correlato en el alemán treiben, en el neerlandés drijven, en el sueco y danés drive y, en última instancia, de la raíz indoeuropea dhreibh- ‘conducir, empujar’.