amortiguar
¿Qué tiene que ver un amortiguador con la muerte? Bueno, el verbo amortiguar proviene justamente de morte, que está en el español ya en el siglo X, o sea, desde los orígenes del idioma, derivado del latín mors, -tis ‘muerte’ o, más probablemente, del latín vulgar morire.
En los primeros siglos de la lengua, junto con amortizar corrió el verbo amortecer y, más frecuentemente, el adjetivo participial amortecido, de la misma etimología, pero que significaba ‘desmayarse’, como aparece en el Cantar de Mio Cid: [...] por el rastro tornós' Félez Muñoz, falló sus primas amortecidas amas a dos.
En el siglo XIII tuvo el significado que hoy damos a amortizar (una deuda, una multa), o atenuarlas, rebajarlas: E estos penos non se amortiguen entanto como fueren alcalldes, como vemos en el Fuero de Ledesma (a 1252). Entre los siglos XII y XIV se empleó también mortiguar, con este significado.
En el castellano contemporáneo, amortiguar es un verbo causativo, que significa ‘hacer que algo pierda fuerza, intensidad o eficacia, tendiendo a extinguirse’ que precisamente es lo que hacen los amortiguadores de los automóviles con los golpes que la suspensión de un vehículo recibe de las irregularidades del terreno.