tregua
En el castellano de hoy, llamamos tregua al cese temporario de hostilidades en un conflicto bélico y, metafóricamente, a conflictos de otro orden, laborales, políticos o interpersonales. También lo usamos para referirnos a una interrupción del trabajo para descansar: Trabajé toda la semana, pero hoy me di una tregua.
La palabra llegó al latín hispánico en el siglo V, con los invasores germánicos, bajo la forma treuga. Los godos aportaron no muchas palabras a nuestra lengua, en general, trata de términos vinculados a la guerra.
La forma treuga permaneció en el castellano hasta el siglo XV, como vemos en este documento en el que Fernando el Católico da instrucciones para negociar una tregua con Génova, con la mediación del Papa:
[...] otro studio no tenemos sino debellar a los moros, por los dichos respectos nos plazera se platique y firme la dicha treuga interueniendo en ello Su Sanctidad (Corde).
Para los godos, trĭggwa significaba ‘tratado’. Esta voz se derivaba del antiguo alto alemán, lengua en la cual significaba ‘fe, confianza’ lo que semánticamente tiene sentido, puesto que toda tregua se basa en una promesa en la que hay que creer.