flamenco
Existen varias hipótesis sobre el origen de este término que designa ciertas manifestaciones socioculturales asociadas generalmente al pueblo gitano, con especial arraigo en Andalucía, tales como el cante y el aire flamencos, ante lo cual optamos por las conclusiones de Joan Corominas, coincidente con las de la Academia Española.
Como es sabido, en la Europa noroccidental existe la región de Flandes, del neerlandés Vlaanderen, nombre que llegó a nosotros a través del francés Flandre. Antiguamente, esta región era un condado que abarcaba Bélgica, parte de los Países Bajos y un pequeño territorio en Francia, cerca del paso de Calais, cuyos habitantes —que viven hoy en esos tres países—, a los que en español llamamos flamencos, conservan características étnicas y lingüísticas comunes.
Pero lo cierto es que resulta un reto difícil identificar la relación que puede haber entre estos pueblos de tez sonrosada y cabellos claros con los gitanos del sur de España, que tienen piel morena, cabellos negros y una cultura que no parece estar vinculada a la de Flandes.
Corominas reveló el misterio al descubrir que ese nombre se usó al principio en España para designar a las personas de cutis sonrosado y más tarde pasó a denotar gallardo y de buena presencia, hasta que en algún momento se aplicó, en virtud de su elegancia, a los bailaores del ritmo andaluz del cante jondo, un compás agitanado, pero también árabe, judío y con elementos del Africa negra. En efecto, este arte vio la luz en Andalucía, en el seno de una comunidad marginal y hostigada en la que convivían árabes, judíos y cristianos pobres, que durante el siglo xvi conocieron los ritmos de los esclavos africanos llevados hacia las plantaciones de América por traficantes cuyos buques anclaban en el puerto de Cádiz.
En el siglo XIII debido al tono sonrosado de la piel de los habitantes de Flandes, al ave palmípeda Phœnicopterus roseus se le dio en francés el nombre de flamenque, que llegó al castellano como otra acepción de flamenco, sin relación alguna con el cante jondo. Esta palabra es introducida en castellano en la primera mitad del siglo XIV, en textos de Juan Manuel, quien usó tanto la forma flamenqo como flamengo, y hacia fines del mismo siglo, Jaime el Conquistador, conocido por su tez encarnada, era descrito como de cara vermella y flamenca.
No obstante, hay quien cree que los orígenes más remotos de la danza flamenca se remonten a los tiempos de la época clásica del imperio romano, y que estén vinculados a los cantes y bailes de las gaditanas, de los que habla Cicerón en su Pro Archia Poeta. También Marcial y Juvenal hablan de ellos. ¿Serán acaso reminiscencias de ello las "chirigotas" de los carnavales de Cádiz?