twitter account

Un clavo saca otro clavo

Prof. Nené Ramallo

Ninguno de nosotros ignora el significado del sustantivo “clavo”, como esa pieza larga, delgada y metálica, con cabeza y punta, que se puede introducir en alguna parte o que se usa para asegurar una cosa a otra: ‘Trajo algunos clavos para colgar sus diplomas’. Este primer valor se complementa con otros, como el que se refiere a la dureza o callo, de forma piramidal, que se forma generalmente en los pies: ‘El podólogo le suministró un remedio para aliviar el sufrimiento de un clavo en su pie izquierdo’.

En relación con el dolor, puede ser sinónimo de jaqueca o migraña; a veces, no se refiere al dolor físico, sino a la pena que acongoja el corazón: ‘No sé si es peor soportar un clavo en la cabeza o el dolor que te produce un clavo en tu espíritu’.

Reúne también connotaciones negativas cuando alude a alguien molesto o se refiere a una cosa que no se vende: ‘Es un clavo un compañero de viaje como él’. ‘En el extremo de las góndolas, están en oferta esos clavos que nadie compra’. Asimismo, se nombra como “clavo” aquello que es aburrido o mediocre: ‘No te recomiendo esa película, resultó un clavo’.

En el ámbito culinario, se usa la expresión “clavo de olor” o, simplemente, “clavo”, que designa el capullo seco de la flor del clavero: ‘Echó al preparado uno o dos clavos, que le confirieron un aroma diferente’.

Innumerables son las locuciones que se forman con este sustantivo, que dan idea de sus fuertes connotaciones; así, ‘agarrarse a/de un clavo ardiendo’ significa que una persona se vale de cualquier recurso, aunque sea difícil o muy arriesgado, para salvarse de un peligro o para obtener un resultado.

Cuando se quiere dar idea de puntualidad, se puede usar la locución comparativa ‘como un clavo’ o referir a un hecho el participio del verbo ‘clavar’: “Clavadas las cinco, estuvo allí”; “No se preocupe, llegaré a esa horaen punto, como un clavo”.

También posee un valor positivo la locución ‘dar en el clavo’ que, coloquialmente, significa que se acierta en lo que se hace o dice: “Precisamente, has dado en el clavo con esa respuesta”. En cambio, la locución ‘dar una en el clavo y ciento en la herradura’ da a entender que el acierto ha sido casual y que son más las veces en que se produce equivocación. Y la total falta de acierto se señala con ‘no dar una en el clavo’.

La prosperidad puede señalarse de dos maneras: ‘echar un clavo a la rueda de la fortuna’ o ‘clavar la rueda de la fortuna’; cualquiera de ellas señala que una situación próspera se ha fijado y estabilizado: “Los tiempos adversos quedaron atrás y hoy parece que se clavó la rueda de la fortuna”.

La holgazanería y la vagancia se pueden expresar diciendo ‘no dar/no pegar ni clavo’: “No tiene remedio, es haragán y no da ni clavo”. Otras locuciones de carácter negativo son ‘no importar un clavo (algo)’ y ‘no tener un clavo’; la primera es índice de que un asunto merece poco aprecio; la segunda señala que una persona está sin dinero.

Hay una expresión coloquial, de carácter exclamativo: ‘¡Por los clavos de Cristo!’; ella se utiliza para rogar a alguien encarecidamente: “¡Revéleme la verdad, por los clavos de Cristo!”.

A veces, las locuciones toman el carácter de advertencia, como es el caso de ‘Por un clavo se pierde una herradura’. Con ella, se avisa a alguien que tenga en cuenta lo que está realizando puesto que, de descuidos pequeños, pueden originarse grandes males. Pero también se escucha ‘remachar el clavo’, cuando se quiere indicar que ya ha existido un error y, para corregir el desacierto, se da cabida a otro mayor; también, que se añaden más argumentos en pro de una aserción ya acreditada por razones anteriores.

¿Y cuál es el valor de la locución que hoy encabeza el artículo? Decimos que ‘un clavo saca a otro clavo’ cuando damos cabida a un nuevo mal que sirve para olvidar o no sentir otro mal anterior: “No sé si hizo bien con ese nombramiento porque despedimos a alguien malo y recibimos a otro peor, con lo que se cumple aquello de que un clavo saca otro clavo”. Esta paremia quedó incluida en el Refranero multilingüe del Centro Virtual Cervantes, que nos dice lo siguiente: “En ocasiones, un mal hace olvidar otro similar que estaba causando muchas molestias. Suele aplicarse a asuntos amorosos, concretamente a la persona que ha sufrido un desengaño amoroso”.

En cambio, ‘sacarse el clavo’ equivale a satisfacer un deseo largamente anhelado: “Finalmente, con esta compra me saqué el clavo tanto tiempo buscado”.

Si dejamos de lado el sustantivo que nos ocupa y vamos a su verbo correspondiente, ‘clavar’, vemos que también es posible encontrar una serie de connotaciones: así, cuando decimos que “clavó su mirada en mí”, habremos querido significar que ha fijado o parado con firmeza algo o a alguien en un lugar; con sentido negativo, ‘clavar’ puede señalar que alguien ha cobrado por algo más dinero que lo que era justo: “Me clavaron en esa confitería y terminé pagando un dineral”.

Con sentido positivo, este verbo puede significar que algo se realiza o se dice con perfección, acierto o verosimilitud: “Clavó un magnífico rol en la película”.

En el ámbito deportivo, ‘clavar’ equivale a finalizar un salto apoyando los pies firmemente en el suelo, en el ámbito de la gimnasia artística; en algunos deportes, es sinónimo de meter un gol: “Ese jugador tan joven clavó un magnífico gol”.

Si incursionamos en el campo de los refranes y paremias, encontramos dos en forma de consejo, para meditar: ‘Cuando ofendas a alguien, clava un clavo en la pared; cuando te disculpes, sácalo; entonces entenderás que siempre quedan marcas”. “Mientras te toque ser martillo, dale duro; pero cuando te toque ser clavo, aguanta duro también”.