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Tesoro de villanos: Diccionario de germanía

Tesoro de villanos: Diccionario de germanía

Lengua de jacarandina: rufos, mandiles, galloferos, viltrotonas, zurrapas, carcaveras, murcios, floraineros y otras gentes de la carda.

Germanía

. (Del lat.germanus, hermano). Jerga o manera de hablar del ladrones y rufianes, usada por ellos solos y compuesta de voces del idioma español con significación distinta de la verdadera, y de otros muchos vocablos de orígenes muy diversos. (DRAE)

La Editorial Herder de Barcelona acaba de publicar este corpus del habla del Siglo de Oro, de 829 páginas, de autoría de María Inés Chamorro Fernández.

La autora ya ha realizado diferentes trabajos de autores clásicos dentro del campo de la literatura de esta época entre los que destacan entre otros: H. de Luna Segunda parte de la vida de Lazarillo de Tormes... (Madrid: Ciencia Nueva, 1967), Feliciano de Silva, Segunda comedia de Celestina (Madrid: Ciencia Nueva, 1968), Rodrigo de Reinosa, Coplas (Madrid: Taurus, 1970), Rodrigo de Reinosa, Poesías de germanía, (Madrid: Visor, 1988), De las bubas (Madrid: Visor, 1998).

El lenguaje de germanía surge y se desarrolla en los siglos XVI y XVII, y constituye uno de los aspectos más notables del habla y de la literatura del Siglo de Oro. Se crea en el marco de la vida de los rufianes y delincuentes, creando una jerga de extraordinaria riqueza y brillantez. Los principales autores de la picaresca -Reinosa, Quevedo, Cervantes, Delicado, Mateo Alemán...- y otros anónimos -los autores de Estebanillo González, Lazarillo de Tormes, Vida del pícaro, Segunda parte de la vida del pícaro...- se han servido de este lenguaje para dar una existencia singular a sus protagonistas, ofreciendo matices que sin el conocimiento de la jerga resultan incompresibles. El mismo Cervantes es maestro inigualado en el uso del lenguaje de germanía en obras como Los Rufianes, (El rufián dichoso, y el rufián viudo), Rinconete y Cortadillo, El coloquio de los perros, etc.

El lenguaje germanesco perfila un mundo dominado por la ambición y el riesgo, pero también por la sexualidad y unas especiales relaciones entre las personas, muchas veces violentas y despiadadas, pero que no por ello carecen de una profunda humanidad.

En Sevilla se reunían rufianes, esclavos, galeotes, convictos, penados, pero también prostitutas, dueñas, y, en lenguaje germanesco, murcios, birlos, galloferos, jaques, mandiles, coimas, zurrapas, carcaveras, putarazanas, trotonas, viltrotonas, hurgamanderas ... Todos los cuales constituían una sociedad marginal llena de vida, de costumbres tan arraigadas como procaces, que dio pie a la jerga que en este Tesoro se estudia.

El primer vocabulario de germanía fue realizado en fecha tan temprana como 1609 por Juan Hidalgo, que se convierte así en el punto de partida de una serie de estudios como los de Cesar Oudin Tesoro de las dos lenguas española y francesa, (París, 1675), G. Mayáns y Siscar, Orígenes de la lengua Castellana, (Madrid, 1737), Rafael Salillas, El delincuente español. El lenguaje (Madrid, 1896), Hampa antropología picaresca, (Madrid, 1898), R. Salillas, "Poesía rufianesca: jácaras y bailes". En R. H. (París, 1905), Los rufianes de Cervantes: El rufián dichoso y el rufián viudo..., estudio de Hazañas y la Rúa. (Sevilla, 1906), y ya en el siglo XX, con el primer estudio riguroso de John M. Hill, Poesías germanescas, y Voces germanescas (Bloomington, Indiana, 1945-1949) que está en la base todos lo estudios y vocabularios actuales.

El presente Tesoro de rufianes se apoya sobre los estudios precedentes. Se ha seguido el criterio de ofrecer el significado de cada uno de los términos a partir de las fuentes originales, transcribiendo las citas en las que se encuentran, y dando cuenta de su lugar de procedencia, con lo cual se ha podido redactar un verdadero diccionario de autoridades de la jerga de germanía.

El vocabulario reúne 5.517 palabras, muchas de las cuales son inéditas, lo que permitirá la mejor comprensión de un patrimonio literario de difícil acceso y el conocimiento de una vida y de una cultura que, a pesar de su riqueza, no han tenido el interés que merecen.